Ocho muertos y 75 heridos en choques armados entre facciones palestinas
Partidarios del presidente Abbas queman la oficina del primer ministro en Cisjordania
Ocho personas, entre ellos un adolescente, murieron ayer después de que la policía de Hamás y manifestantes leales al presidente, Mahmud Abbas, se enfrentaran a tiros y con granadas en el centro de la ciudad de Gaza. Los choques, los más graves en meses, se extendieron a Ramala, capital de Cisjordania, donde fue incendiada la oficina del primer ministro, el islamista Ismail Haniya. Las manifestaciones y huelgas, orquestadas por el partido de Abbas, Fatah, son cada vez más frecuentes en protesta por la situación económica de los territorios palestinos.
El sábado, el ministro del Interior, Said Siam, dirigente de Hamás, había advertido de que emplearían la fuerza para abortar una manifestación prevista para ayer y para ello desplegó a 3.000 agentes de la policía creada por Hamás en mayo. Los fieles a Fatah bloquearon carreteras y calles con neumáticos ardiendo. A Siam no le tembló la mano. Milicianos de ambas facciones se dispararon desde los tejados de los edificios cercanos a la sede del Parlamento en Gaza, en pleno centro de la ciudad.
Entre los ocho fallecidos, un joven de 15 años, un miembro de la Guardia Presidencial y un miliciano de Hamás. Además, 75 personas -médicos, estudiantes y peatones- resultaron heridas en las refriegas que se extendieron al campo de Jan Yunis, al sur de la franja, y la ciudad de Ramala, donde miembros de Fatah prendieron fuego a la sede de la oficina del jefe del Gobierno, Ismail Haniya. Los incidentes se extendieron a otras ciudades palestinas, como Hebrón.
Abbas llama a la calma
El presidente palestino, Mahmud Abbas, realizó un llamamiento a la calma desde la televisión palestina. El presidente condenó los actos de violencia "en los términos más duros" y ordenó abrir una investigación oficial sobre los sucesos ocurridos tanto en Gaza, como en Ramala, donde milicianos de Al Fatah, causaron un incendio en la sede del Parlamento y atacaron la oficina del Haniya. Por su parte, el ministro del Interior, el islamista Siam, ordenó el repliegue de su policía.
Nunca la policía de Hamás se había enfrentado a los manifestantes con semejante contundencia. Como es evidente que Fatah no digiere la pérdida del poder en las elecciones legislativas del 25 de enero y ya ha comprobado que el rechazo del movimiento fundamentalista al reconocimiento formal de Israel es firme -la condición de Abbas para constituir un Ejecutivo de unidad-, las disputas armadas han rebrotado. En abril y mayo murieron una veintena de milicianos de ambos bandos.
Los 160.000 funcionarios, muchos leales a Fatah, llevan siete meses sin apenas percibir sus salarios debido al boicoteo económico impuesto por Israel y la comunidad internacional en bloque en protesta por la presencia de Hamás en el Gobierno.
Al tiempo, el jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Dan Halutz, amenazó ayer con ampliar la ofensiva terrestre en Gaza para detener el lanzamiento de cohetes caseros Kassam sobre pueblos y ciudades del sur de Israel. Desde el 25 de junio, fecha de la captura del soldado Gilad Shalit por milicianos de Hamás, el Ejército y la aviación israelí han matado a más de 250 personas (dos niños y dos milicianos este fin de semana), la mitad de ellos civiles.
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