El Recreativo supera a un Betis sin defensa

El Recreativo buscaba su primera victoria en casa. La consiguió. El Betis, acabar con su mal fario en Huelva, donde no ha ganado nunca al equipo local. Visto el juego desplegado, sin pirotecnia salvo los fuegos artificiales iniciales de Rivera, no sorprende que los béticos mandaran el partido al diablo. Con una defensa semejante delante, cualquier equipo, en este caso el Recreativo, está obligado a llevarse los tres puntos.

El duelo andaluz no le sirvió a Irureta para borrar el mal recuerdo del choque ante el Madrid. Para empezar, porque su gente no hace los deberes y defiende rematadamente mal, según se vio en el primer gol onubense. Javi Guerrero centró sin nadie que le molestase, Rivera no llegó o no supo despejar, tres cuartas de lo mismo Fernando Vega, y Sinama no tuvo más que acompañar el balón a la red con la testa.

El alemán David Odonkor fue de los pocos salvables del Betis. Amo y señor de la banda derecha, debutó con nota como titular, aunque perdiera protagonismo según trascurría el tiempo. Comprensible fue que el Betis se apoyase en las piernas del germano, el único referente ofensivo hispalense. Su primera intervención fue la más peligrosa, y no llegó a más porque Viqueira interceptó el centro raso del germano y dejó el balón manso en el pecho de López Vallejo.

Todo lo que falló el Betis lo acertó el decano. El sueño del Recreativo se antoja posible: consolidarse en la élite, lograr la permanencia, jugar por primera vez en su larga trayectoria -117 años de historia- dos temporadas seguidas en Primera. A falta de hombres con pedigrí, el grupo onubense se desenvuelve con orden, disciplina y unión. Aitor y Cazorla bajaron a las bandas con tino, casi siempre libres de marca. Pasito a paso, se apropiaban del campo. Viqueira también cumplió y repartió, dentro de sus limitaciones, la pelota con criterio.

Jesús Vázquez tuvo la primera ocasión digna de mencionarse a la salida de un córner. Lembo sacó con apuros, bajo palos, su chut raso. Más tarde Doblas atajó en dos tiempos un buen disparo de Calle, que mató la pelota con el pecho. En las pocas situaciones de peligro en que se vio, la zaga bética defendió con poca enjundia. Cualquier contratiempo y tiembla como la gelatina. Por eso el Betis entró en barrena en Huelva. Ante un supercentenario.