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La fórmula del éxito

SI HAY algo que comparten la mayoría de los escritores angloindios es la naturalidad con la que viven dos mundos, el oriental y el occidental, diferentes y contradictorios en tantas cosas. Cada cual a su manera, pero casi siempre dividiendo su tiempo entre uno y otro, pasando unos meses en Londres, Nueva York o Toronto y los siguientes en Calcuta, Nueva Delhi o Bombay, se las componen para no renunciar a ninguno y algo más: para forzarles al diálogo, al mestizaje, al encontronazo creativo. En su imaginación, ambos territorios se funden en uno solo que tiene además otra cualidad: éste es más complejo, más rico y más diverso que la mera suma de ambos. Porque la India de estos escritores es también Europa y América: Anita Desai, con sus novelas despobladas como una campiña inglesa; Anita Nair, con sus historias de mujeres que entenderíamos igual de bien si transcurrieran en trenes italianos o españoles, o Pankaj Mishra, que describe un amor en Benarés más pensando en Keats o Shelley que en sus referentes hindúes clásicos, un Vidyapati o un Kalidasa, son un buen ejemplo. Y su América o Europa tienen la vitalidad abigarrada y mágica de la India cotidiana, como se ve en las novelas de Jhumpa Lahiri, Hari Kunzru y otros. Con dos excepciones principales: Vikram Seth, que en la India es indio y en Europa, europeo, si me permiten la simplificación, como se ve en Un buen partido, por un lado, y en Una música constante y Dos vidas, por otro; y Rohinton Mistry, que, a pesar de residir en Canadá, parece vivir en el corazón de los más humildes de la India, a los que retrata con una precisión conmovedora, inolvidable. Quizás ésta sea la razón última del éxito de esta generación, su fórmula secreta: haber sabido contar las historias de un lugar con el lenguaje del otro y viceversa. Si no cómo entender que escritores como, además de los ya mencionados, Arundhati Roy, Amitav Ghosh, Vikram Chandra, Chitra Banerjee Divakaruni, Gita Mehta, Shashi Taroor, David Davidar, Ardashir Vakil, Manil Suri, Monica Ali, Kiran Desai e incluso, un poco antes que ellos, Salman Rushdie y Anita Desai hayan tenido la repercusión internacional que se le negó a la fabulosa nómina de escritores angloindios que les antecedió, a la cual pertenecían R. K. Narayan, Mulk Raj Anand, Raja Rao (un caso triste: ninguna de sus obras maestras, The Chessmaster and His Moves, The cat and Shakespeare y On the ganga ghat, se han traducido al castellano) o Ruth Prawer Jhavala (más conocida como guionista, entre otras de la famosa Oriente y Occidente, que como autora de varias novelas excelentes). Una generación la actual de grandes talentos y algunos secundarios que casi todo lo que toca, incluidos sus lectores, lo convierte en oro.

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