El rescate de un crimen olvidado
Los familiares del diputado socialista Luis Dorado Luque, asesinado en julio de 1936, piden ayuda al Ayuntamiento de Córdoba para localizar sus restos
Luis Dorado Luque viajaba en un tren la mañana del 18 de julio de 1936. Era diputado socialista en el Congreso y la noche anterior había emprendido el viaje de Madrid a Málaga. Junto a este parlamentario, que había nacido en Antequera en 1899, viajaba otro diputado más, Antonio Acuña, y el cónsul británico en Málaga. Según parece, los dos políticos socialistas habían sido enviados para comprobar el alcance de la sublevación militar que acababa de estallar.
El convoy se detuvo en Alcolea (Córdoba) sobre las ocho de la mañana. Una hora y media permaneció estacionado sin que se ofrecieran explicaciones.
El levantamiento de las tropas nacionalistas empezaba a extenderse por la Península y el tren en el que viajaba Dorado fue interceptado por el Ejército sublevado contra la República y por grupos de falangistas.
Los dos diputados del Frente Popular y el ciudadano británico fueron detenidos y trasladados al Cuartel de San Rafael de Córdoba. Allí, otros dos parlamentarios de izquierdas más estaban retenidos. El cónsul fue liberado tras identificarse. Y su puesto lo ocupó, en la misma celda, el periodista y ex diputado cordobés Joaquín García Hidalgo.
Este último fue el primero en morir. Según sus captores, por un coma diabético. Pocas horas después, durante la noche del 28 al 29 de julio, fusilaron a dos de los diputados. Al día siguiente, asesinaron a Dorado y al otro político.
"Según la autopsia, recibió dos tiros en el hígado y otro en la cabeza", afirma Antonio Gutiérrez Dorado. Él es uno de los nietos del parlamentario malagueño. Junto a otros descendientes más, repartidos por España, Austria y Bélgica, ha conseguido reconstruir los últimos días de su abuelo.
Para completar la historia han tenido que indagar en las versiones que dejaron escritas de aquellos días el cónsul británico, que fue puesto en libertad, y un militar que viajaba en el mismo tren y que relató la detención en su autobiografía.
Algunos documentos más han servido para reconstruir las últimas horas. Pero de poco sirvieron los archivos oficiales. De hecho, en el acta de defunción del Registro Civil, por ejemplo, al parlamentario se le inscribe como un varón desconocido de unos 50 años que llevaba la documentación de Luis Dorado Luque.
En el limbo y en el olvido oficial estuvo su asesinato durante los años de la dictadura. No se le sometió a juicio ni consejo de guerra porque ni siquiera se había constituido el gobierno nacionalista en julio.
Con la transición, la familia del diputado empezó a recabar información sobre cómo falleció Dorado Luque y a solicitar alguna indemnización por parte del Estado. Dice su nieto que nunca han sido compensados por el Gobierno.
Ahora, también reclaman al Ayuntamiento cordobés que permita a la familia recuperar lo que quede del cuerpo de su abuelo. "Sabemos que los restos estuvieron en el Cementerio de la Salud
[conocido como el de la Izquierda durante la segunda República]", afirma su nieto.
El cuerpo fue depositado en una fosa común junto al de los otros cuatro diputados. "Queremos saber en qué estado está la fosa y si se pueden exhumar los restos". El Consistorio se comprometió el pasado martes a colaborar, "en la medida de lo posible", con la recuperación de la memoria y del cuerpo del diputado malagueño asesinado.
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