Un informe secreto vincula las bombas del 11-M al adiestramiento de islamistas en Afganistán
La Comisaría General de Información del Cuerpo Nacional de Policía remitió hace algunos meses al juez Juan del Olmo un "informe secreto" sobre los atentados del 11-M que profundiza en alguna de las incógnitas de la matanza de los trenes que costó la vida a 191 personas e hirió a otras 1.755. Ese informe secreto está incluido en el sumario que ahora Del Olmo ha facilitado a todas las partes. En el documento, la policía que ha investigado los atentados mantiene que la matanza de Madrid es obra de un comando islamista autónomo con vinculaciones con Al Qaeda y explica que en un campo de entrenamiento de Jalalabad (Afganistán), dirigido por el Grupo Islámico Combatiente Marroquí, se enseñaba cómo usar el vibrador de un teléfono móvil como activador de un artefacto explosivo.
"Es posible que haya intervenido en los atentados algún terrorista con más experiencia que la de los detenidos"
"La técnica de usar móviles para la activación de bombas se enseñaba en el campo de Jalalabad (Afganistán)"
El documento de la policía: "La operación continúa abierta. La investigación revela la existencia de otros implicados en el 11-M"
Para sostener estas afirmaciones, el informe secreto aporta decenas de pruebas recabadas durante la investigación y señala algunos aspectos novedosos respecto a la misma:
- 'Modus operandi'. "La buena planificación y ejecución de los atentados (varias explosiones prácticamente simultáneas, eligiendo cuidadosamente los objetivos para causar el mayor número de víctimas) y las características de los artefactos explosivos plantean la posibilidad de que haya intervenido en ellos algún terrorista, con más conocimientos y experiencia, adquiridos en Afganistán o en otros frentes de lucha, que los de los detenidos hasta ahora. No obstante, algunos de éstos también podrían tener la suficiente capacitación, obtenida por otros medios".
- Programación de teléfonos móviles. "La técnica de utilizar móviles programados en la función de despertador como sistema de activación para provocar las explosiones simultáneamente es una técnica que se enseñaba en el campo de adiestramiento cercano a Jalalabad (Afganistán), que estaba dirigido por el Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM)". Este grupo, que está vinculado a Al Qaeda, ha sido señalado como responsable de los atentados de Madrid. También en Afganistán, el sirio español Mustafá Setmarian dirigió un campo de entrenamiento sobre armas químicas.
- Financiación. "Todo indica que al menos la mayor parte del dinero con que se financiaron los terroristas para cometer los atentados procedía del tráfico de drogas. En este sentido, se sabe que con fondos que tenían ese origen y con drogas se pagaron los explosivos y detonadores obtenidos en Asturias, e igualmente debió suceder con respecto a las armas de que disponía el grupo. Es muy probable que con dinero de la misma procedencia se pagasen los gastos de infraestructura, principalmente de la finca de Morata de Tajuña-Chinchón, chalé de Albolote (Granada) y piso de Leganés (Madrid)".
- Más atentados. "Tras los atentados del 11-M y la tentativa de atentado contra el tren AVE Madrid-Sevilla en la provincia de Toledo, el grupo terrorista tenía previsto continuar con las acciones terroristas. Ello se deduce del comunicado, en árabe, al parecer escrito por Sarhane, El Tunecino, remitido al periódico Abc, el mismo día 3 de abril de 2004, en que se suicidaron los terroristas, pues señalaba la fecha del día siguiente para volver a cometer acciones terroristas. Los restos encontrados después de las explosiones suicidas ponen de manifiesto la misma intención.
Abona esa idea el hecho de que antes de cometer los atentados del 11-M ya tenían alquiladas sendas viviendas, una en Leganés (donde se suicidaron los siete terroristas) y otra en la localidad de Albolote, en Granada, que no llegaron a utilizar, cuya finalidad posiblemente no era para refugiarse sino para utilizarlas como base para otros atentados. Ya estando en el piso de Leganés, llevaron a cabo el intento de atentado contra el tren AVE el 2 de marzo de 2004.
La misma idea se demuestra en los documentos que aparecieron en el piso de Leganés, según los cuales los miembros de la célula tenían preparados tres posibles atentados contra tres objetivos judíos, situados a cierta distancia de Madrid, pero con suficiencia para regresar el mismo día a la capital".
- Operación abierta. "La operación continúa abierta. El suicidio de los siete terroristas ha supuesto la neutralización total o parcial del grupo terrorista, pero las investigaciones ponen de manifiesto la existencia de otros individuos implicados en los atentados.
La detención de la red de Mohamed Larbi Ben Sellam ha puesto de manifiesto que parte de la trama del 11-M tenía previsto la huida hacia Irak, lo que demuestra que el concepto de la Jihad estaba en la referencia actual de estos grupos, es decir, en Irak, y que esa idea estaba dirigida en Europa por la estructura vinculada al Movimiento Salafista Jihadista marroquí, cuyo máximo exponente es el Grupos Islámico Combatiente Marroquí (GICM)". Uno de los huidos de Leganés, Mohamed Afallah, se suicidó en un atentado en Bagdad, en mayo del año pasado, del que previamente informó a su padre.
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