Los retos de Piqué
El líder del PP catalán pone a prueba el 1 de noviembre la viabilidad de su proyecto centrista para el partido
Son las urnas las que miden las estrategias de éxito y las que hay que cambiar porque fracasaron. Para Josep Piqué, candidato del Partido Popular (PP) catalán, ese examen tendrá el 1 de noviembre una doble dimensión: catalana y española.
En Cataluña, quizá lo más importante para el PP sea "ser decisivo". En palabras de un alcalde, lo fundamental es "sumar 68 con CiU y que CiU sólo sume esos 68 con el PP", la cifra de la mayoría absoluta en el Parlament. Es decir, "ser imprescindible para impedir la reedición del tripartito". Hay muchos dirigentes del PP que opinan que CiU "tiene un alma doble: la nacionalista y la de un partido de centro derecha". Y que la solución a todos los males que los populares ven "en la deriva nacionalista del PSOE" surgiría de una alianza de Convergència i Unió con el PP en Cataluña. Con esta visión, lo más relevante para Piqué no sería mantener o mejorar sus actuales 15 diputados, sino ser capaz -aun con 13 o 14- de formar gobierno con CiU. Así lo subrayó ayer Josep Piqué en Madrid, en un foro de Europa Press.
Los nacionalistas, sin embargo, abominan, al menos públicamente, de todo lo que huela a una reedición del pacto con el Partido Popular que ya funcionó en las dos últimas legislaturas de Jordi Pujol. A menudo, los dirigentes de CiU proclaman que una alianza parlamentaria con los populares sería su "suicidio" político, no sólo porque en cada ocasión que han ido a por lana con el PP -es decir, han confiado en él- han salido trasquilados en los siguientes comicios, sino también porque obstaculizaría una eventual colaboración en el Congreso con el Gobierno del PSOE.
Pero hay otros muchos dirigentes en el PP que creen que CiU preferirá "en todo caso" pactar con el PSOE y que los socialistas, "si hay alguna posibilidad, reeditarán el tripartito" con Esquerra e Iniciativa. Éstos subrayan que, entonces, el éxito de Piqué se medirá en escaños. Con tres cotas: mantener sus 15 diputados (o incluso bajar a 14) le serviría para mantener su status tanto dentro del PP catalán como en la dirección nacional. Lograr 17 -los que tuvo Alejo Vidal-Quadras en las autonómicas de 1995- o más significaría el gran éxito de su estrategia política, "más centrada" que la de Madrid, y relegar al olvido de una vez el récord de los populares en Cataluña. Para Piqué tendría, además, la inmensa ventaja de demostrar que puede superar la cota de Vidal-Quadras.
Pero si el PP baja de 14, afirma un dirigente regional, "se lo tendría que hacer mirar, como dicen los catalanes". Esta última frase resume la opinión de los miembros del Partido Popular más críticos con "la escasa beligerancia con el nacionalismo" que, lamentan, mantiene Piqué en Cataluña. Una estrategia que consideran errónea a todas luces. Los populares catalanes, en cambio, consideran que el único camino posible para tocar poder en Cataluña es una alianza con CiU y que, por tanto, deben equilibrar sus críticas a los nacionalistas. "Quizá no coincidamos en el espíritu nacionalista, pero en las políticas concretas, sociales y educativas, el fondo es el mismo", comenta un destacado parlamentario catalán del PP. "Sólo hay que fijarse en la actitud que mantuvimos ambos respecto al capítulo de derechos y deberes del nuevo Estatuto o en política de inmigración", recuerda.
Hace unos meses, cuando el debate sobre el Estatuto aún levantaba gran cantidad de ampollas en Madrid, el propio Piqué cifraba en los resultados de unas elecciones aún sin fecha su futuro político. Será ahí, decía, donde se verá si la moderación es lo que quieren los votantes del PP también en Cataluña.
"Con 18 hacemos la revolución", comenta un diputado entusiasta de Piqué y muy crítico -aunque sólo en privado- con Eduardo Zaplana y Ángel Acebes. Superar los 17 escaños de Vidal-Quadras significaría, para la corriente de opinión del PP que cree que el partido "se está derechizando y así no se ganan elecciones", que ha llegado el momento de dar el golpe de mano.
El problema es que las últimas encuestas pronostican un resultado mucho más modesto: entre 13 y 14. Y con 13 o menos, la víctima de ese golpe de mano es muy probable que sea el propio Piqué. Pero los populares se esfuerzan en quitar hierro a estos pronósticos y recuerdan que en anteriores comicios los sondeos también reflejaban un voto inferior al que obtuvieron en realidad. "Ahora no está de moda ser del PP y todos en el partido creemos que hay un importante voto oculto. Lograremos mantener los 15 escaños, estoy seguro", señala otro dirigente del PP catalán.
En todo caso, si los resultados son adversos, Piqué ya ha dicho públicamente que alguien -o sea, él- tendrá que asumir la derrota. Extremo que todos sus colaboradores no dudaban en repetir. Sin embargo, en las últimas semanas ya nadie osa aventurar el final de esta trama, sobre todo cuando algunos sondeos relegan al PP a último grupo parlamentario en la Cámara catalana por detrás de Iniciativa.
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