"¿Punto flaco? ¿Eso qué es?"
Pregunta. Doce temporadas en Hospital Central. ¿Es incombustible o muy buen médico?
Respuesta. Yo más bien pienso que mi personaje ha sido muy bien aceptado, que gusta. Y la audiencia siempre manda.
P. Debo decirle, doctor Vilches, que es lo más borde que he visto en galeno. ¿Entrena?
R. Pues yo debo decirle que soy el mayor borde de España que a todo el mundo le cae bien. Y no entreno.
P. ¿La cara de malaje la tiene de siempre?
R. La tengo y, a veces, la utilizo. Cuando la gente te da un poco de plasta por la calle, una buena defensa es utilizar al personaje. Pero intento no hacerlo.
P. Veamos si aprovecha el tiempo: hablan del síndrome de Takayasu y de la siringomelia. ¿Sabe lo que son?
R. No tengo ni idea.
P. Calificó a su personaje de "malvado encantador". ¿A usted le sobra de lo primero o de lo segundo?
R. Malvado, no lo soy. Y encantador, depende de a quién tenga delante. A unas les resultaré más encantador que a otras.
P. En femenino.
R. Es que la palabra encantador quienes la dicen son las mujeres.
P. ¿En todos los hospitales están tan enrollados los unos con los otros?
R. Más. Nosotros tenemos asesoramiento médico, y nos dicen que es así. Hay cosas que no puedes reflejar, como que un médico esté hablando del partido Madrid-Barça mientras opera, porque el público lo rechaza. Y en el tema de enrollarse, es mucho peor. Pero no puedes hacer una escena de sexo en el cuarto de lencería, porque la televisión la ven los niños.
P. Dijo que los guionistas le estaban "amariconando un poco". ¿En qué lo nota?
R. Lo dije en el buen sentido de la palabra. Cuando el personaje ha pasado por un tumor y casi se muere, y es padre de nuevo, pues está blandito. Ahora ya está volviendo por sus fueros. Vamos a tener cabronazo hasta que la audiencia o la cadena decidan.
P. ¿En el Hospital Central tienen buena relación?
R. La verdad es que en el equipo nos llevamos muy bien. Hay muy buen ambiente.
P. ¿Entonces, podría darme el teléfono del doctor Aimé?
R. Eh... Yo le preguntaré, y si me da permiso, se lo doy. Qué, le gusta, ¿no?
P. Como médico, ¿qué piensa de la ministra Salgado?
R. Creo que en España tenemos una deuda pendiente desde hace muchos años, que se viene arrastrando, y es la Seguridad Social. Pienso que, a este paso, nunca se va a arreglar.
P. Puso la cara al PSOE en las municipales. ¿Acertó con el diagnóstico?
R. Sí. Perdimos, pero avanzamos. Yo no tengo carné de nadie, no tengo ninguna bandera. Creo en mi justicia, y no en la política ni en los políticos, sino en las personas. Y creo en quien lleva el PSOE en Águilas.
P. ¿De qué operaría al Gobierno?
R. Lo operaría conjuntamente con la oposición, y les pondría un chip para que supieran que estamos cansados de que se dediquen a desacreditarse e insultarse unos a otros.
P. ¿Qué le da fiebre?
R. La injusticia, la violencia y la traición. Y la falta de honestidad.
P. Es acuario. ¿Le preocupa?
R. No, porque los estudios científicos demuestran que es el signo más avanzado. Cuando leí eso entendí lo mío.
P. ¿Su abuela era también acuario?
R. Pues la verdad es que no me acuerdo [ríe].
P. Dijo que le gustaría examinar con detenimiento a Michelle Pfeiffer. ¿Cree que hay que operarla de algo?
R. Yo creo que ya se ha operado ella misma. Es una mujer bellísima y una gran actriz, y a mí me ha gustado mucho durante mucho tiempo.
P. ¿No piensa dejar el tabaco?
R. Es, con las mujeres, el único vicio que tengo.
P. ¿Y las mujeres?
R. Tampoco pienso dejarlas. Yo ya no juego más al frontón. Yo sólo juego al tenis.
P. ¿Cuál es su punto flaco?
R. ¿Punto flaco? ¿Eso qué es?
PERFIL
Con 49 años, el rompepelotas doctor Vilches presenta, en la vida civil, algunos parecidos con su personaje televisivo. Sin ir más lejos, cultiva un punto chulito, pero aparece mitigado por su sentido del humor. Gran aficionado a la tonadilla, le encanta bailar, cantar copla y navegar. También el tenis y el fútbol. Es del Athletic de Bilbao
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.