De la gestión de la cosa pública
Nosotros los ciudadanos no nos merecemos lo que tenemos: unos políticos, gestores en definitiva, por lo común medianos, siempre al borde del insulto; incapaces de acordar sus diferencias en la gestión de tan importantes asuntos que les conciernen. Si no tenemos petróleo, no nos queda más remedio que comprarlo; pero todas las naciones tienen un capital humano de hombres honestos y capaces, que deberían encargarse de la gestión de la cosa pública. Debería haber un sistema democrático en este siglo XXI que permitiera identificar tales personas y comprometer su trabajo en dicha cosa de todos. No es verdad que los países tengan lo que se merecen, como África no merece su hambre ni España su crispación.
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