Francesc Quetglas, diputado y ex consejero del PSOE por Baleares
Acusó a Jaume Matas de espiarle sus correos electrónicos
El diputado balear del PSOE Francesc Quetglas Rosanes falleció ayer a los 58 años, en una clínica de Palma, víctima de un cáncer que le fue detectado en 2004, después de dejar la cartera de Obras Públicas y Transportes del Gobierno multipartito del pacto de progreso de Francesc Antich. Economista por la Universidad de Barcelona, alto funcionario de la Administración central, tenía dos hijos. Era un buen navegante a vela y cantaba bien.
Fue un joven militante antifranquista y en los años setenta fue detenido en Palma por la policía de la dictadura, junto a su hermana la galerista Niní -fundadora con Pep Pinya de la sala Pelaires de Palma-, mientras repartían pasquines contra el proceso de Burgos. Josep Melià, el cronista y reformista centrista, le defendió ante el represor Tribunal de Orden Público y con los años lo hizo cómplice de sus aventuras políticas en Unió Autonomista, UCD y CDS. Francesc Xisco Quetglas cooperó con Melià -junto a Tino Alomar y Guillem Puerto- en la Secretaría de Estado de la Información y en la delegación del Gobierno en Cataluña. Lideró la lista centrista balear, fue diputado bisagra y senador por designación del Parlamento balear entre 1987 y 1991.
Se apartó de la política derechista y fue captado por el PSOE que le encargó la contención normativa del desarrollismo urbanístico de Mallorca desde la consejería insular, entre 1995 y 1999. En el posterior Gobierno balear de Antich diseñó la política de vivienda y el plan insular de transportes, alabado por el PP. En 2001, denunció haber sido víctima de un caso de espionaje político. Los mensajes de Internet que recibía Quetglas en el Consell de Mallorca fueron rebotados, entre 1998 y 1999, al ordenador del despacho del presidente del Gobierno balear, Jaume Matas, del PP. "Me siento como si me hubieran violado", declaró a EL PAÍS. Pleiteó, imputó a dos ayudantes de Matas que fueron juzgados y absueltos. El Tribunal determinó que los correos del socialista fueron interferidos "de manera ciertamente ilegítima, aunque no (es) calificable como delito (...) afirmar también que la actuación enjuiciada no puede considerarse ética ni jurídicamente indiferente".
Francesc Quetglas no se plegó a las presiones para que retirara la denuncia. "Yo soy la víctima y Matas ahora me esquiva personalmente cuando coincidimos. Éramos colegas funcionarios del Gobierno; nuestros hijos iban al mismo colegio y tenían una buena amistad", manifestó. Semanas antes de morir, su amigo y letrado, el diputado Antonio Diéguez, tramitó el recurso de amparo ante el Constitucional. El pasado martes día 19, con el escaño vacío de Quetglas, ya gravemente enfermo, Matas reconoció en la Cámara: "Efectivamente se recibieron unos correos, es cierto. Pero no hubo intencionalidad". El presidente dio ayer el pésame a la familia.
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