El Masri confirma que declarará en España sobre los vuelos de la CIA

El ciudadano alemán de origen libanés Jaled el Masri, secuestrado por miembros de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) el 23 de enero de 2004 en Macedonia mediante un avión que hizo escala previamente en Palma de Mallorca, ha confirmado que vendrá a España para prestar declaración ante el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno, que le ha citado el próximo 9 de octubre. El Masri denuncia que la fiscalía alemana no quiere citar a declarar a sus presuntos 13 secuestradores de la CIA.

Manfred Gnidjic, abogado de Jaled El Masri, declaró ayer en una conversación telefónica con EL PAÍS que la fiscalía de Múnich sigue sin aclarar si va a solicitar la comparecencia de los 13 tripulantes, cuya lista fue entregada por el mismo abogado en diciembre.

"No han hecho nada en casi 10 meses. Nosotros solicitamos que se curse una comisión rogatoria para interrogarles aun cuando, por ejemplo, la fiscalía italiana ha dictado una orden de búsqueda y captura y pide a EE UU la extradición de los cincuenta agentes que participaron supuestamente en el secuestro del clérigo egipcio Abu Omar en las calles de Milán, en febrero de 2003", dijo Gnidjic.

Hasta el momento, el nombre de los 13 tripulantes ha permanecido en reserva. En noviembre de 2005, en su comparecencia en el Congreso, el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, aportó un informe en el que describía los presuntos vuelos de la CIA que habían hecho escala en aeropuertos españoles. Precisamente, uno de ellos era un Boeing-737 matrícula N313P que había hecho escala en el aeropuerto mallorquín de Son San Joan el 22 de enero de 2004. Procedía de Argel y su destino era Skopje, Macedonia. El único nombre de la tripulación que citaba el documento entregado por Moratinos era James Richard Faring [sic], número de pasaporte norteamericano 402678113. En el avión viajaban otras 12 personas.

En junio de 2005, un informe de la Guardia Civil a petición de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Baleares, describía las investigaciones realizadas sobre cuatro aviones presuntamente de la CIA. El Boeing-737 procedente de Argel era uno de ellos.

Según ha podido confirmar EL PAÍS, la lista completa de tripulantes es la siguiente: James Fairing, Jason Franklin, Michael Grady, Lyle Edgar Lumsden III, Eric Matthew Fain, Charles Goldman Bryson, Kirk James Bird, Walter Richard Greesbore, Patricia O'Riley, Jane Payne, James O'Hale, John Richard Deckard y Hector Lorenzo. El informe de la Guardia Civil señala que el número de la mayoría de los pasaportes comienza por 900, lo que señalaría, apunta, el estatus diplomático de los tripulantes. Los domicilios, además, eran próximos a los del cuartel general de la CIA, con sede en Langley, Estado de Virginia.

Jaled El Masri fue, según todos los indicios, secuestrado en el citado Boeing-737 matrícula N313P el 23 de enero de 2004, tras ser detenido por las autoridades policiales macedonias el 31 de diciembre de 2003. Tras ser interrogado y golpeado durante 23 días, El Masri fue entregado a agentes de la CIA el 23 de enero en el aeropuerto de Skopje, quienes le trasladaron en secreto a Kabul, donde permaneció secuestrado, bajo un regimen de tratos crueles y degradantes durante cinco meses hasta que, en mayo de 2004, le subieron a un avión con destino a Albania, donde le pusieron en libertad.

Todos los indicios apuntan a que en base a informes previos de los servicios de seguridad alemanes, los responsables de la CIA en Macedonia, al conocer su presencia en dicho país, solicitaron a la policía del citado país su "entrega extraordinaria", como se denominan en la jerga de la CIA este tipo de operaciones. El secuestro de El Masri y la presencia periódica de aviones de la CIA en Mallorca y Tenerife, especialmente durante los años 2001 a 2005, son objeto de varias investigaciones,

En Alemania, la fiscalía de Múnich indaga sobre la presencia de un presunto policía alemán en los interrogatorios que sufrió El Masri en Kabul, mientras que en la Audiencia Nacional el juez Moreno investiga la posible violación de la Convención contra la Tortura de Naciones Unidas, de la que es firmante España.