Conducir entre zanjas me crispa
Las obras causan estrés y agresividad al 70% de los automovilistas de Madrid, según una encuesta de seguridad vial
"Al principio, cuando subía al coche, giraba la llave y lo arrancaba, ya me ponía de mal humor pensando en las obras. Muy agresiva. Luego te haces", reconoce Dolores, una vecina de Legazpi que vive rodeada de zanjas, máquinas y escombros por las obras de la M-30. No lo duda: "Son incómodas, he triplicado el tiempo que empleaba para llevar a mis hijas al colegio".
Muchos madrileños piensan igual que Dolores. En Madrid, tres de cada cuatro conductores dicen enfrentarse cada día a las zanjas que tienen cerca de su vivienda o de su trabajo. Así lo explica un estudio elaborado por la Fundación Mapfre sobre la influencia de las obras en los conductores de tres ciudades españolas, escogidas según su perfil: Madrid (ciudad grande y con obras), Valencia (mediana y pocas obras) y Valladolid (pequeña y muchas obras).
"Al principio giraba la llave y ya me ponía de mal humor. Luego te haces", dice una vecina
El informe arroja una idea clara: las zanjas son enemigas de los conductores. El 62% de los encuestados opina que conducir por una vía levantada incrementa la peligrosidad. "Hace 28 años que tengo el carné, y nunca he tenido un accidente. Ahora, con las obras, ha aumentado el riesgo", sostiene Dolores. "Algunas veces pierdes la paciencia y te vuelves más imprudente".
Casi la mitad de los madrileños que usan un coche reconocen que las obras les causa estrés. Además, otro 22% confiesa que les aumenta la agresividad, el doble que a los conductores de Valencia o Valladolid. Todos los entrevistados aducen que lo peor de las zanjas y escombros que siembran las calles de su ciudad es la acumulación. Aun así, el 89% opina que las obras están justificadas.
Del estudio se desprende que dos de cada tres conductores consideran que las zanjas les hacen perder mucho tiempo en el coche. Un asunto preocupante, puesto que el 67% utiliza el coche todos los días del año. Eso sí, los conductores hacen una cosa diferente a la que dicen: casi un 90% cree justificado limitar la velocidad por las obras. Sin embargo, sólo un 51% considera que el resto lo respeta. El 62% de los madrileños que maneja un vehículo piensa que las obras están mal señalizadas.
A pesar de todo, los automovilistas aguantan estoicamente los problemas que causan las zanjas. Uno de cada tres asume que tiene que salir con más tiempo y tener más paciencia, y lo aceptan como un inconveniente para lograr una mejora. Un portavoz del Ayuntamiento de Madrid indicó ayer que "las obras son necesarias". Y reconoció que suponen un perjuicio para los conductores.
El humor de los taxistas
Los taxistas no permanecen indiferentes al casi centenar de obras que hay en la capital. Las calles levantadas, los ripios, ruidos y cortes de calles afectan a un sector en el que trabajan unas 20.000 personas. "Para cualquier conductor las obras resultan un trastorno. Para un taxista mucho más, puesto que pasan más de diez horas al volante", asegura Ramón Zarza, vicepresidente de la Federación Profesional del Taxi de Madrid. "Cuando una calle está cortada o hay atascos, la tarifa sube para el cliente y baja la rentabilidad para el conductor", añade Zarza.
En Madrid hay 15.629 licencias de taxi; además, en el sector trabajan otros 5.000 asalariados, la mayoría de ellos en turno de noche.
Cuando los taxistas no están frente al volante reconocen que las obras representan una mejora. "Pero en el día a día... influyen en el mal humor", indica Zarza. "Se nota en el estrés. Pero no en la agresividad", subraya. "Las obras de la capital suelen estar bien señalizadas, pero la información es insuficiente", critica el dirigente. "Cortan un tramo de la M-30 y sólo nos enteramos cuando llegamos al sitio y nos desvían", protesta.
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