Los miedos de Beckham
Por primera vez desde que llegó al Madrid, en 2003, el inglés encara el peligro del banquillo
David Beckham voló ayer a Londres en su jet privado con la sensación desagradable que se le queda en el cuerpo cada vez que el entrenador lo sienta en el banquillo. Como es su costumbre, empleó el día libre en sentirse productivo -esto siempre se traduce en dinero- y acudió a promocionar su escuela de fútbol, la David Beckham Academy, que él dice inspirada en la fantasiosa fábrica del libro Charlie y la Fábrica de Chocolate.
Por primera vez desde que llegó al Madrid, Beckham se enfrenta a un problema futbolístico sin más armas que su pierna derecha. No cuenta con el apoyo que le proporcionaba el ex presidente Florentino Pérez ni goza de las ventajas de trabajar a las órdenes de un entrenador desautorizado.
En el club se alivian de acabar con el 'mito' según el cual debía jugar por contrato
Beckham, de 31 años, ha sido una figura constantemente central en el equipo, al que llegó en 2003. Ha jugado 96 partidos de Liga y sólo en cuatro ha comenzado desde el banquillo: contra el Espanyol (2004), contra el Racing (2004), contra el Getafe (2006) y contra la Real Sociedad el domingo pasado. Los responsables de dejarle fuera del once han sido sucesivamente José Antonio Camacho, Mariano García Remón, Juan Ramón López Caro y Fabio Capello. Los tres primeros quedaron despedidos, a lo sumo, un mes después de quitarle el protagonismo. Pero el caso de Capello es distinto.
Esta vez, su "gaffer", como le llama Beckham a su entrenador, cobra un sueldo mayor que el suyo. Capello gana más de nueve millones de euros al año, y el peso simbólico de la jerarquía salarial le proporciona un poder dentro del club y dentro del vestuario con el que Beckham nunca ha tenido que medirse. Además, el Madrid ha fichado a varios jugadores que pueden jugar en su puesto y que tienen el favor del técnico. Diarra y Emerson no le dejarán mucho espacio disponible en el medio centro. En la banda derecha puede que Cicinho y Reyes no le concedan los minutos que tuvo antaño.
En sus dos primeras temporadas como jugador madridista, Beckham impulsó los ingresos por márketing del club, que pasaron de 80 millones de euros en 2003 a 160 en 2005. Gana unos 100 millones de euros al año y sólo el 10% corresponde a su salario. El resto es patrocinio: Gillette, Pepsi, Vodafone... Esta capacidad de generar beneficios le brindó la protección de Pérez. Pero esos tiempos han pasado. Hoy en el club hay responsables que se sienten aliviados de que Capello acabe con el mito según el cual el inglés debía jugar porque Adidas lo imponía en un contrato.
Ahora Beckham deberá luchar solo. Es un hombre de orgullo desmedido y eso juega en su contra. Tiene un concepto tan elevado de sí mismo que el sólo hecho de verse involucrado en una derrota o el comprobar que lo sustituyen le produce dolores físicos. Tras la goleada de Lyon (3-0), alegó una "tendinitis" que los médicos nunca registraron en el parte oficial de lesiones. Cosas parecidas hizo tras las derrotas que sufrió el Madrid la temporada pasada contra el Arsenal, el Deportivo o el Barcelona.
Uno de los miedos de Beckham es que su imagen se relacione con el fracaso. Su otro terror es sentirse improductivo. Para combatirlo viajó ayer a Londres, a su academia de fútbol. La escuela recibe 15.000 niños por año, dos tercios de los cuales están becados según la empresa gestora. Los 5.000 restantes deben pagar una cuota de 350 euros por cinco días de clases, lo que hacen unos 1.750.000 euros por temporada. De paso, los niños tienen acceso a la tienda de productos oficiales de la escuela, donde, entre otras cosas, pueden comprar el manual de fútbol de Beckham por 20 euros. Suponiendo que todos lo adquieran, la institución ingresaría 300.000 euros sólo por el libro, sin contar la ropa, el perfume y otros recuerdos.
Estos beneficios se suman a los que genera la escuela que Beckham patrocina en Los Angeles, y que se administra con los mismos principios que la de Londres. Beckham la llama "el buque insignia", asegura que ha puesto "una considerable cantidad" de su propio dinero en lanzarla y espera abrir otras similares en Asia y África.
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