Muti, el concordador
Fomentar la tolerancia y la armonía entre Cataluña y el resto de España, entre instituciones públicas y ciudadanía era el propósito que animó a la Fundación Grup Set, formada por un grupo de empresarias catalanas, a organizar conjuntamente con el Auditori de Barcelona el concierto que anteanoche clausuró de forma simbólica los actos del Onze de Setembre. El Concierto de la Concordia, pues así fue bautizada la velada, tuvo como principal estrella musical al napolitano Ricardo Muti, quien al frente de la reputada orquesta británica Philarmonia de Londres dirigió un programa de piezas del gran repertorio integrado por la obertura de la ópera Guillermo Tell de Rossini, la Sinfonía nº 35 de Mozart y, en la segunda parte, la Sinfonía nº 6 Patética de Chaikovski.
Concierto de la Concordia
Philarmonia Orchestra. Ricardo Muti, director. Obras de Rossini, Mozart y Chaikovski. Auditori. Barcelona, 11 de septiembre.
El acto, que se desarrolló en un Auditori lleno hasta la bandera, contó con la presencia del presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, el presidente del Parlament, Ernest Benach, y una amplia representación de la clase política catalana, así como del mundo empresarial cultural y asociativo de Cataluña.
Pantallas gigantes
La voluntad de los organizadores de que el concierto tuviera una amplia difusión que contribuyera a diseminar el mensaje de "diálogo y concordia" que lo animaba se tradujo en no limitar el acto al espacio físico del Auditori; para ello, se instalaron dos pantallas gigantes a través de las cuales se pudo seguir en directo la actuación de Muti y la Orquesta Philarmonia de Londres. Una de ellas estaba instalada en la calle, en la confluencia entre la calle de Còrcega y la avenida Diagonal; la otra, en la cárcel de mujeres de Wad-Ras.
La dirección orquestal es una de las formas más sofisticadas del mando, el liderazgo y el poder. Los mejores resultados en la dirección orquestal se alcanzan siempre desde la concordia y nunca se ha conseguido desde la crispación ningún resultado musical remarcable. Muti, que a los 65 años recién cumplidos mantiene un aspecto y una vitalidad casi juveniles, brindó a la nutrida representación de políticos una hermosa lección magistral de cómo mandar sin crispación y buscando la concordia entre todas las secciones de la orquesta. Su dirección se apoyó en uno de los grandes mitos orquestales, la legendaria Philarmonia, una orquesta de lujo que sigue sonando maravillosamente equilibrada en todas sus secciones. Las versiones que orquesta y director entregaron de los bellos "clásicos populares" que configuraban el programa no ofrecieron ninguna sorpresa ni en el concepto ni en la factura, eran versiones académicas, canónicas, de muy alto nivel, que es el aceptable para las versiones académicas: si no ofrecen novedad, al menos que sean impecables.
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