Geopolítica y empresa

Thomas Donohue, presidente de la Cámara de Comercio de EE UU, no había vuelto a España desde 2003. Entonces, el clima político era muy diferente. Aún gobernaba el PP de José María Aznar, quien tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 decidió fundamentar su política exterior en una estrecha alianza con la Administración de George Bush.

Las consecuencias de esa decisión son ya historia: el Gobierno español apoyó la intervención militar en Irak, aun en contra de la opinión pública. Pero los atentados de Madrid del 11 de marzo de 2004 dieron un vuelco al panorama. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, recién instalado en el poder, retiró las tropas españolas de Irak y la relación política con la Casa Blanca se tensó.

"Creo que en los últimos meses hemos encontrado un gran terreno de intereses comunes", opina Donohue, quien, al frente de la mayor asociación empresarial de EE UU, es un buen conocedor del sentir de la Administración estadounidense. "Soy positivo en cuanto al apoyo que estamos encontrando por el lado de Irak y en cuanto a la forma de afrontar la situación que plantea Irán. Y seguiremos viendo ventajas en tratar con cualquier gobierno español que haya en lo relativo a Latinoamérica y Oriente Próximo", añade a modo de resumen. Con todo, asegura que nunca se inmiscuyó en la política o las elecciones de otros países. "Lo analizo desde una perspectiva, primero económica y luego geopolítica".

Donohue tiene una particular lectura del sentimiento de antiamericanismo que la guerra de Irak ha despertado en muchos lugares del mundo. En su opinión, se debe en parte a que las generaciones jóvenes han olvidado el papel que EE UU jugó en la II Guerra Mundial, y afirma con rotundidad que la historia "tratará bien" a George Bush.