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Columna
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Ventilar la indecencia

Un fantasma recorre el Palau: la moción de censura. La gestión del Consell que preside Camps la resumió Isabel Escudero, vicesecretaria del PSPV: "inútil, irresponsable, incompetente e indecente"; las cuatro patas del desgobierno del PP, que ha colocado la autonomía valenciana en las fauces de un urbanismo especulativo e insaciable. Los más recientes y clamorosos escándalos perpetrados por algunos ediles populares, que han sido imputados por Anticorrupción, ilustran el descaro de ciertos supuestos mangoneos y el tupé que se gastan. Pero aparte de las actuaciones judiciales, era ya necesario que al ejecutivo valenciano se le metiera una somanta política, por tantas licencias y desatinos. Y en vísperas del nuevo curso, llegó la noticia: los socialistas presentarán una moción de censura contra el presidente de la Generalitat. Noticia que dejó descolocada a la derecha montaraz que soportamos, e hizo que el sabio, refiriéndose al PSPV, exclamara: "Y sin embargo, se mueve". Diez días después, la moción sigue su calendario levantando entusiasmo en sectores ciudadanos, profesionales y universitarios, centrales sindicales y partidos políticos. ante el nerviosismo de un PP, que apela desalentadamente a lo único que puede apelar: a la aritmética y a la falacia. Su mayoría absoluta impedirá que la moción prospere, cuando se vote en las Cortes, el próximo día 18 o 19, pero socialmente el mecanismo constitucional está ventilando la grave crisis interna de los populares, las presuntas corrupciones que se propician al amparo de un urbanismo especulativo y la ausencia de respuestas a los problemas de la Comunidad Valenciana. Por su parte EU, como el resto de las formaciones de izquierdas y nacionalistas, apoya la moción de censura en lo que se refiere al rechazo de Camps, pero se reserva su voto hasta conocer el programa de Joan Ignasi Pla. Hace días, Joan Ribó, portavoz parlamentario de EU-L'Entesa, le dijo al cronistas que votarían "con la boca ancha y ambas manos", si fuera un programa conjunto, que contemplara una moratoria urbanística, la reducción al 3% de barrera electoral y la inversión en servicios públicos. No ha habido acuerdo en las conversaciones entre el líder socialista y los dirigentes de EU: "Ya veremos qué. Siempre nos quedará la abstención". No ha habido acuerdo, ni tampoco escenificación, como pretende desesperadamente el popular Serafín Castellano. Qué pifia.

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