Sobre el Proyecto Gran Simio

En contestación al artículo escrito por Adela Cortina con el título La pequeña simia, siento mucho que un juego de palabras simia, simio, gran o pequeño, sea sólo la única razón para decir públicamente que no se debería de estar de acuerdo con el Proyecto Gran Simio. Por lo que veo ignora nuestro trabajo, el sentido filosófico de nuestros objetivos y por qué pedimos los derechos fundamentales (la vida, libertad y no ser torturados) a los grandes simios, en los que numerosos informes científicos avalan tal decisión. Por lo visto, ha caído voluntariamente en la misma zanja de los críticos que en meses pasados, con la bandera de la ignorancia, nos criticaron sin haber entrado en nuestra web o haberse puesto en contacto con nosotros.

Pues bien, numerosos científicos nos apoyan, muchas personas han rectificado de esa primera manipulación informativa en la que se decía queríamos dar los derechos humanos a los simios y ahora, Adela Cortina, en un arranque de juego de palabras y traducciones, intenta poner un velo tupido en nuestra organización internacional. Pues bien, ha de saber que todos los animalistas de este país han apoyado al Proyecto Gran Simio con notas de prensa que debería haber leído, que numerosos compañeros de filosofía suyos agrupados en una asociación llamada Asociación Ínter Universitaria para la Defensa de los Animales (AIUDA) nos están apoyando desde un primer momento. Claro, que seguramente no sabrá de su existencia. Entre los catedráticos militantes se encuentran: Paula Casal (University of Reading), Montserrat Escartín (Universidad de Girona), Jorge Riechmann (presidente de Científicos por el Medio Ambiente), Francisco Lara Sánchez (Universidad de Granada), Marta González (Instituto de Filosofía, CSIC), Asunción Herrera (Universidad de Oviedo), Marta Tafalla (Universidad Autónoma de Barcelona), Txetxu Ausín (Instituto de Filosofía, CSIC), la lista podría seguir pero supongo que no tengo espacio para completarla. Como ve, parece que se encuentra aislada en su pensamiento y que no tiene ningún derecho de aconsejar a los animalistas que se pongan contra nosotros, porque ellos y numerosos científicos españoles, desde un primer momento, nos han estado apoyando, y estamos caminando con un mismo objetivo, el cual parece que la autora no ha logrado aún comprender. En cuanto a Grandes Simios y pequeños, aconsejo que se lea a Jane Goodall, Rogers Fouts, Goldikas, Arsuaga, Sabater Pi, entre otros. Ellos también nos apoyan.