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Reportaje:VUELTA 2006 | Día de descanso

Una carrera "excepcional"

Unzue resalta la calidad de la ronda, y Pereiro, gregario de lujo de Valverde, avisa: "No seremos tan tontos de permitir una escapada de media hora"

Carlos Arribas

"Antes era más agresivo, después empecé a tranquilizarme y ahora me he hecho conservador". Quien así se expresa no es un jerifalte de los de ahora resumiendo su peripecia vital, de la revolución imposible al poder; rememorando sus tiempos de joven rojo, ah cómo éramos entonces, idealistas; su proceso de madurez, esto es, de envejecimiento, sino Alejandro Valverde, resumiendo en tres frases el primer tercio de la Vuelta, la primera semana, que termina como líder. "Llevando el maillot oro, no quiero gastar energías a lo tonto". O la abrupta transición del beldismo, la ideología del Kelme, su anterior equipo, ciclismo de guerrilleros con la boina del Ché, al banestismo, la escuela de la búsqueda de la mayor eficacia con el mínimo dispendio encarnada hace años en la figura mitológica de Miguel Indurain.

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Y todo ello porque Valverde cree que, por fin, a los 26 años de edad, puede ganar su primera gran ronda por etapas, la Vuelta 2006, una carrera "excepcional", en palabras de su director, Eusebio Unzue: "Es excepcional por la calidad de los ganadores de etapa, algunos de los mejores ciclistas del mundo; de los líderes sucesivos, y porque a los cuatro primeros, después de una semana increíble, de tres llegadas en alto, de un etapón brutal como el del domingo, no les separan más que 56 segundos, y porque el quinto, nada menos que Vinokúrov, está a poco más de minuto y medio después de haber recuperado los últimos tres días parte de los dos minutos y medio que perdió en La Covatilla".

Así habla Unzue. Y así piensa Valverde, aún aspaventado por los golpes duros, duros, de los dos terribles kazajos que no conocen estados de ánimo, Vinokúrov y Kashechkin, los reyes de la inexpresividad: "Hemos conseguido el maillot de líder cuando mejor nos ha venido. Lograrlo antes habría sido un poco locura. Ahora nos llega una semana llevadera. Vinokúrov está muy fuerte, y va a más, y también Kashechkin. Y su equipo puede jugar las dos bazas, así que son los más peligrosos". "Y que no se apunten más, que nosotros no vamos a ser tan tontos de dejar una fuga de media hora", remacha su compañero Óscar Pereiro ironizando con su experiencia en el último Tour, en el que arrancó el maillot amarillo al estadounidense Floyd Landis después de una fuga permitida de media hora. "Y, aunque sean etapas rompepiernas las de esta semana, hasta la contrarreloj de Cuenca, tendremos como aliados a los equipos de sprinters, que aún quedan", añade Valverde, recordando el esfuerzo de Petacchi el domingo para llegar dentro del control y seguir en la carrera.

Así que en Kashechkin y Vinokúrov, una pareja de piedra, en apariencia monolítica, Unzue ha creído encontrar fisuras. "Yo no creo que estuvieran de acuerdo en La Cobertoria para atacar juntos", dice el director del Caisse d'Épargne, escamado por la insólita manera de atacar a dúo en la última subida del domingo; "¿no os fijásteis en cómo salió Kashechkin detrás de Vinokúrov? ¿Y en cómo Vinokúrov le pedía relevos a Kashechkin y éste no le dio ni uno? No sé, no sé...".

"Qué va, qué va", responde desde el otro bando Herminio Díaz Zabala, quien, tras 17 años trabajando con Manolo Saiz, ha asumido la responsabilidad técnica del Astana tras la dimisión de su paisano cántabro y que, como él, prefiere siempre contar con dos líderes en las grandes carreras: "Vale. En efecto, no estaba previsto que atacaran a dúo. Pero ésta es la grandeza de los buenos ciclistas. Tú prevés una cosa, planificas una estrategia, y ellos, sobre la marcha, analizando la situación en la etapa, son capaces de elaborar variaciones sobre el tema. Porque el objetivo era el mismo: ganar la etapa y lograr el maillot oro. Y por eso todo el tiempo Vinokúrov tiró de su compañero. Pero, cuando vio que se acercaba Valverde, prefirió asegurar la etapa, aunque tuvieran que renunciar al gesto de cruzar la meta agarrados de la mano".

En lo que sí que coincide Díaz Zabala, histórico capitán de ruta del ONCE, con Unzue es en la valoración de Valverde y Vinokúrov, los protagonistas de una Vuelta excepcional. "Llevan la agresividad en la sangre. Ésos son los ciclistas que me gustan, aquéllos a los que hay que frenar y no achuchar para que se atrevan a hacer algo".

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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