Uso privado del espacio público
Varios lectores coinciden en afirmar que si la ordenanza cívica buscaba que el espacio público no fuera privatizado, el resultado es un desastre. Miguel Cruz se refiere al uso que, con harta frecuencia, los talleres hacen de la calle que se halla ante sus instalaciones. Núria R., en cambio, hace referencia a unas obras que ocupan no una calle sino dos: Julián Romea y Via Augusta.
La empresa que ocupa las calles es un gimnasio en obras llamado Arsenal. En Via Augusta, frente al número 39, las obras ocupan una parte de la acera, convenientemente vallada. Nadie discute esta ocupación, pero la empresa ha instalado, además, una caseta prefabricada para atender a los futuros clientes. Y esa caseta ocupa la totalidad de la acera, de modo que no hay paso para los peatones.
¿No ha pasado un solo guardia por esa calle en las semanas que la obra está en marcha?
El distrito de Sarrià decidió verificar la denuncia de la vecina antes de dar una respuesta. Acudió al lugar un inspector que decidió que la empresa no tenía permiso para ocupar la acera de ese modo y procedió a abrir el correspondiente expediente, según un portavoz del distrito. Tampoco tenía autorización par el uso que hacía de la parte trasera, la que da a Julián Romea, que además, y según fuentes del distrito, "presentaba un alto grado de suciedad". Ahí, los camiones de carga y descarga entran y salen en dirección contraria. La empresa sostiene que ha pedido permiso. En el distrito de Sarrià no consta esa petición.
El misterio para los vecinos es por qué nadie percibió la situación hasta el momento en que este diario transmitió la queja al distrito. ¿No ha pasado un solo guardia por esa calle en las semanas que la obra lleva en marcha?
La otra queja afecta al distrito del Eixample y aunque con una casuística diferente, desemboca en lo mismo: empresas privadas que utilizan impunemente y en beneficio propio el espacio público. Una vez más la acera, en perjuicio del peatón. Miquel Cruz denuncia dos casos que se hallan muy cerca de su domicilio, en la vecindad del hospital Clínic. El primero de ellos es una firma de motos situada en Còrsega 201. No sólo ocupa la acera con decenas de motos, según pudo comprobar este diario, sino que tiene colocado un letrerito con la siguiente inscripción: "No aparcar las motos en mig de la vorera. Gràcies".
El gerente de la empresa dice que tiene que hacerlo así por falta de espacio y asegura que no todas las motos tienen que ver con su taller, que hay otras personas que también utilizan la acera, de ahí la necesidad del cartelito, y que puede comprobarse acudiendo a la calle en horas en las que el taller está cerrado.
El otro caso se halla casi detrás de esa manzana: en la calle de París, junto a Villarroel. Diversas llamadas a la empresa, a esta y otras sedes, para requerir su versión han resultado infructuosas. Uno de los empleados aseguró que no habrá nadie autorizado a hablar hasta hoy, lunes.
El distrito del Eixample informa de que conoce el problema, que no afecta exclusivamente a estas dos empresas, y que envía con regularidad a la Guardia Urbana para sancionar a las motos allí estacionadas porque, aunque la acera es ancha y las motos pueden aparcar en ella, deben hacerlo en paralelo a la calle y no en batería y dificultando el paso de los peatones. Pese a ello, "el guardia va un día y al siguiente las motos vuelven a la acera", afirma el portavoz del distrito, que insiste en la voluntad de erradicar estos comportamientos.
Cruz ironiza: "Posiblemente la ordenanza buscaba que las prostitutas no ocuparan la calle. Pero hay otros usos abusivos. Estas motos la ocupan horas y horas". Y la caseta de Via Augusta, todo el día y toda la noche.
Para enviar quejas a esta sección: catalunya@elpais.es. A la atención de Francesc Arroyo.
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