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Entrevista:SOLEDAD RUIZ SEGUÍN | Directora del Instituto Andaluz de la Mujer

"Muchas maltratadas rechazan casas de acogida por no calibrar el peligro"

La tragedia se ha cebado esta última semana con tres familias andaluzas que han quedado totalmente destrozadas. En Osuna (Sevilla), María (Almería) y Granada, han sido asesinadas cuatro mujeres. Sólo el primer caso está totalmente confirmado como un episodio de violencia de género. La directora del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), Soledad Ruiz Seguín, lanza un mensaje para que todos los ciudadanos denuncien cualquier situación de maltrato o amenaza para evitar las desgracias fatales.

Pregunta. ¿Por qué Andalucía aparece siempre en los primeros puestos de violencia de género?

Respuesta. Somos la región con más mujeres muertas, pero porcentualmente en atención a la población somos la sexta comunidad en estos delitos.

La violencia de género es un problema que tiene un componente cultural muy arraigado

P. Este año ya se han superado las víctimas de 2005.

R. Esta cuestión no se puede medir con esa simplicidad. El año pasado fue Valencia la comunidad con más muertes. No hay patrones determinados. En 2005, finalizamos con nueve fallecidas y este año lo hemos superado con creces. No se trata técnicamente de un problema de recursos porque ahora tenemos más recursos que el año pasado.

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P. ¿No es un problema de que se haya bajado la guardia?

R. No. Se han ampliado los recursos por parte de la Consejería de Igualdad, de la que dependemos, y además hemos contado este año con un fondo adicional de la Ley Integral de Violencia de Género.

P. Entonces, ¿qué está fallando?

R. El problema es que, en ocasiones, las mujeres maltratadas no son conscientes del grado de peligrosidad que corren. En el momento que hay una orden de protección y alejamiento, piensan que las van a dejar en paz, que es realmente lo que quieren: que se olviden de ellas para rehacer sus vidas. Ellas no quieren estar con un policía al lado, quieren hacer sus vidas y olvidarse del horror al que han sido sometidas durante el tiempo que han vivido con sus agresores.

P. ¿No se les puede imponer de alguna manera que acudan a las casas de acogida?

R. No se les puede obligar. Es una cuestión voluntaria. Nosotros, a través de nuestros servicios psicológicos, les hacemos ver que tienen que extremar las precauciones. Intentamos convencer a las mujeres de que hay que, y lo digo entre comillas, quitarlas de la circulación, porque consideramos que corren mucho peligro. El problema es que muchas maltratadas rechazan casas de acogida y policías porque no calibran el peligro que corren. Se confían y piensan que a ellas no les va a ocurrir. Piensan que las parejas con las que han convivido tanto tiempo y han amado profundamente no van a llegar a ese extremo y creen que no van a ser capaces de matarlas. Necesitamos que acepten estas medidas y si las rechazan que estén alertas en todo momento.

P. ¿Está satisfecho el IAM con la actuación de los jueces?

R. Siempre nos podemos encontrar con algún juez que considere que la ley no es buena, pero son profesionales y la inmensa mayoría cumplen perfectamente con su obligación. Otra cosa es que estemos de acuerdo con algunas resoluciones o sentencias que nos parecen que deberían haber sido más contundentes por la gravedad del delito. En algunos casos concretos y muy puntuales, deberían haberse adoptado medidas más gravosas.

P. ¿Se puede afirmar que la Ley Integral es ineficaz por el número de víctimas?

R. No. Me parece una lectura muy simplista y un desconocimiento de cómo funciona la violencia de género, porque estamos ante una cuestión en la que no hay patrones. No sabemos a qué responde. El año pasado había recursos y hubo menos víctimas. Este año hay más recursos y hay más muertes. Éste es un problema que tiene un componente cultural muy arraigado y lo que ofrecemos es una herramienta legal potentísima para combatirlo, pero también hay que hacerlo con la prevención y educación para romper esa cultura de la plena posesión: que un hombre piense que la mujer es de su propiedad y puede hacer con ella lo que quiera.

P. ¿Cómo se explica que los hijos de las víctimas denunciaran a los agresores tras la tragedia?

R. Ellos han debido sufrir también violencia por intentar ayudar a su madre, pero hay que denunciar antes. No puede esperar por mucho que la madre diga que no. No se puede dejar que una mujer y una familia vivan 30 años con esa dramática situación y esa violencia extrema. El pánico hace mucho y son menores que han convivido con ese horror. Este ejemplo debe servir para que otras familias denuncien y pongan estos casos en manos de la justicia. Deben denunciar no sólo las familias, sino la sociedad en su conjunto: el vecindario, el testigo esporádico o quien sepa algo.

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