En espera de las reformas

La economía de México no se ha visto afectada por el complicado clima político que vive el país. Los últimos datos revelan un crecimiento trimestral del 4,7%, tras elevar su PIB un 3% en el curso pasado. Con una inflación controlada y unas cuentas públicas en orden, los analistas y empresarios piden que el nuevo Gobierno impulse las postergadas reformas estructurales.

Los analistas y empresarios consideran que la favorable coyuntura debe ser aprovechada para realizar las postergadas reformas estructurales

La economía mexicana ha crecido un 4,7% anualizado durante el segundo trimestre de 2006, superando las expectativas del mercado

El PIB de México creció un 4,7% anualizado durante el segundo trimestre, superando las expectativas del mercado, aunque en la línea de lo esperado por el Gobierno. Los analistas coinciden en que los últimos datos son un síntoma de que la economía mexicana puede mantener su positiva evolución de los últimos dos cursos, a pesar de la incertidumbre política. México creció un 3% durante el año pasado, tras un positivo 4,2% del ejercicio 2004.

En la primera parte de este año, las finanzas mexicanas se han visto impulsadas por un positivo escenario internacional y por el dinamismo del consumo que este año crecerá un 4,9%, para dispararse a un 5,9% en 2007. El consumo se ha visto apoyado por un positivo desempeño de Estados Unidos -el principal socio comercial de México-, que este último trimestre creció un 2,8%. También han influido los elevados precios del petróleo, que representan el 37% de los ingresos estatales.

Logros económicos

Durante el último lustro, México ha ordenado sus finanzas y ha reducido la volatilidad de su economía frente a las crisis internacionales. Una política monetaria y unas tasas de interés atentas a los movimientos de EE UU y al comercio exterior han impedido que la inflación supere el 3,5% en promedio. El índice de precios al consumo (IPC) creció en los últimos 12 meses un 3,1%, cifra que podría aumentar en la segunda parte del año debido a los elevados precios de las materias primas.

La política fiscal ha seguido una línea de austeridad, lo que ha permitido cumplir la meta de déficit fiscal del 0,1% del PIB, 0,13 puntos menos que la cifra proyectada por el Gobierno federal a principios de 2005 y muy lejos del 1,1% de desequilibrio generado durante 2000. La deuda total del sector público se redujo a un 31,6% del PIB durante el mismo periodo, apoyada por el crecimiento del 9,7% en los ingresos petroleros.

Los analistas y empresarios mexicanos consideran que esta favorable coyuntura macroeconómica debe ser aprovechada para realizar las postergadas reformas estructurales. Durante la Administración del saliente presidente Vicente Fox fue imposible realizar modificaciones, por trabas en el Congreso y falta de mayoría del partido gobernante. El nuevo Ejecutivo, que tomará posesión en las próximas semanas, espera poder realizar los esperados cambios en el área fiscal y laboral.

Mejorar la competitividad

Los expertos señalan que estas reformas deben apuntar a mejorar la competitividad internacional del país y a facilitar las condiciones para los inversores extranjeros. La esperada modificación del tipo impositivo del IVA y una flexibilización de las rígidas leyes laborales, deberían mejorar la caída del 0,2% de la inversión registrada durante este año y aumentar las exportaciones al margen del crecimiento del poderoso sector petrolero. Con todo, las exportaciones crecieron un 5,5% este primer trimestre.

Si no se ponen en marcha las reformas, los analistas advierten que se mantendrá la excesiva dependencia de los excedentes petroleros y se podría generar una ralentización en el PIB en el segundo semestre, debido a la inminente desaceleración de EE UU.

El crecimiento, en todo caso, no ha favorecido a la distribución de los ingresos. La mejor muestra es que el PIB per cápita del país ha crecido sólo un 1,1% anual en el promedio de los últimos seis años.