¿Se despilfarra el agua en la agricultura?
En la reciente Cumbre sobre el Agua de Estocolmo, se ha insistido en los aspectos medioambientales relacionados con la misma, y en la necesidad de disponer de aguas no contaminadas. Pero algunas organizaciones ecologistas dicen que no es admisible que en situaciones de sequía continúen dedicándose grandes cantidades de agua para la agricultura. Por lo visto, ignoran que entre el 80% y el 90% del agua de riego que absorben los cultivos es devuelta a la atmósfera totalmente purificada, mediante la transpiración de las hojas. Y la parte que se queda se utiliza mediante la fotosíntesis para la producción de biomasa, para lo cual absorben el dióxido de carbono de la atmósfera y liberan la misma cantidad ingente de oxígeno. Por ello, si se utilizara menos agua para la agricultura, las consecuencias serían:
1. Mayor efecto invernadero, ya que habría menos producción de biomasa y por lo tanto incremento del CO2 y disminución del O2 atmosférico. (El gran pulmón del planeta no es como se cree los bosques o la Amazonia, sino la agricultura, ya que el oxígeno que se devuelve a la atmósfera es proporcional a la biomasa que se produce, y ésta es tres veces superior por unidad de superficie en los campos cultivados que en los bosques).
2. Abandono de muchos campos de cultivo, lo que reportaría que dejaran de actuar como cortafuegos facilitando que los incendios forestales adquirieran mayores proporciones; y también mayor peligro de erosión y desertización de esas tierras, con la consiguiente disminución de la pluviométrica. Las aguas superficiales cada vez estarían más contaminadas y menos disponibles para el consumo humano.