Abierto al tráfico el tramo soterrado de la Gran Via en L'Hospitalet
La Generalitat prevé acabar en marzo las obras de urbanización
Los vehículos que entran y salen de Barcelona por la Gran Via de L'Hospitalet ya circulan por la avenida soterrada. Concluidas las obras de todo el tramo, que tiene una longitud de dos kilómetros, el tráfico de salida de Barcelona se desvió a primera hora de ayer hacia la carretera subterránea.
Estos carriles de entrada a la capital catalana son practicables desde principios de verano. Con la desaparición en la superficie de los 120.000 vehículos que cruzan a diario la ciudad, empiezan a notarse los efectos de casi tres años de obras, con las que se pretende borrar la histórica barrera que suponía la C-31 a su paso por L'Hospitalet.
La superficie de la Gran Via parece en estos momentos un gran campo de batalla, con camiones, tierra y maquinaria por doquier. Los laterales que hasta ayer absorbían el tráfico se convertirán en las aceras de la nueva avenida, con 20 metros de ancho. A partir de marzo de 2007, cuando acaben las obras de urbanización, se podrá cruzar la Gran Via por cualquiera de los seis tramos que la cubren y que suman una longitud de 840 metros.
El alcalde de L'Hospitalet, Celestino Corbacho, aseguró que mucho antes de esa fecha algunos puntos de la superficie de la avenida serán practicables. A finales de septiembre se podrá empezar a pasar por la rotonda y las aceras a la altura de la calle de Castelao, pero la estación de Ferrocarrils de la Generalitat en la plaza de Europa no entrará en servicio hasta principios del año que viene.
El entorno, con oficinas, viviendas, la ampliación de la Fira de Barcelona y la Ciudad de la Justicia, tardará más en completarse. Dos terceras partes de los edificios, 18 sólo en la plaza de Europa, ya están en marcha.
El soterramiento de la Gran Via ha costado 110 millones de euros. El consejero de Política Territorial y Obras Públicas, Joaquim Nadal, señaló que la nueva carretera soterrada está en servicio el 1 de septiembre, día en el que muchas personas empiezan a trabajar, lo que garantiza la "seguridad y la fluidez" del tráfico.
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