El portero que turbó la paz al santiguarse
Ha empezado la liga con rivalidades un tanto diluidas. Hasta el Barça fue ovacionado en el Bernabéu la temporada pasada. En Escocia, en cambio, siguen fieles a las esencias: El Rangers para los protestantes; El Celtic para los católicos. Sin concesiones a la fe de los rivales. En Glasgow se dejaron de fabricar locomotoras y grandes barcos, el río Clyde perdió la magia que tuvo en la era industrial y reconvertir en galerías de arte las naves y astilleros no acabó de relanzar una ciudad de tradición industrial, siempre sobrepasada por la brumosa belleza de Edimburgo. La rivalidad Rangers-Celtic sobrevivió a los cambios. Y así sigue. Glasgow vuelve a arder por la vieja rivalidad: un juez ha amonestado al portero polaco del Celtic porque, al santiguarse, turbó la paz y provocó alarma y excitación entre la multitud seguidora del Rangers. Hace 15 años y por primera vez en la historia del fútbol escocés un jugador, Mo Johnston, dejó a los católicos del Celtic para fichar por los protestantes del Rangers. En plena tormenta, el entrenador del Rangers dijo algo sensato: "Que Mo crea en la Virgen María me trae sin cuidado. Lo que no le perdonaré es que tire mal los saques de esquina". Dos años después del fichaje todavía leí en tapias de barrios católicos de Glasgow pintadas que acusaban a Mo de ser un Judas que se había vendido por 30 linares. Eso es rivalidad. Las nuestras, juegos florales. Adiós gracia, con perdón de los agnósticos y confiando en que nuestros coros racistas queden sin voz.
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