François Lamoureux, alto funcionario de la UE

Malos tiempos para los europeístas. François Lamoureux, que ha fallecido este fin de semana en su ciudad de Burdeos, tenía 59 años y había dedicado la mitad de su vida a la causa de Europa. De una Europa socialista y liberal, fuerte y abierta, social y respetuosa de la iniciativa privada.

Durante los 10 años en que Jacques Delors le insufló a la Unión Europea la ambición de la que hoy carece, Lamoureux fue su mano derecha, el hombre que resolvía los problemas que planteaba la creación de un gran mercado interno, del acta única o el Tratado de Maastricht.

Jurista de formación, Lamoureux se había convertido en un especialista en cuestiones comunitarias, pero desde una perspectiva no conservadora, sino de pionero federalista. Después de prestar sus servicios a Edith Cresson, lo hizo a Loyola de Palacio. Fue un funcionario sin sectarismo político pero con fuertes convicciones europeístas.

Cuando Romano Prodi se puso al frente de la Comisión recibió el encargo de elaborar una Constitución, pero de hacerlo en secreto, sin levantar ampollas, es decir, sin que los británicos pensasen que les iban a obligar a dejar de ser una isla ni los franceses que les llevaban a enterrar su famosa devoción por el Estado jacobino.

El proyecto, que en clave se conocía bajo el nombre de Penélope, tenía, según palabras de Pascal Lamy, antiguo comisario europeo y hoy director de la OMC, "la precisión, la coherencia y la potencia que se han echado en falta al proyecto de tratado constitucional elaborado por la convención presidida por Valéry Giscard d'Estaing". Pero por algo se llamaba Penélope, es decir, como la esposa de Ulises, eterna tejedora y destejedora de un entramado que nunca acababa de ser. Su orientación federalista, con una progresiva transferencia de soberanía a favor de Bruselas y de las regiones, resultó inaceptable para la gran mayoría de capitales, siempre unidas a la hora de dividirse y prestar vasallaje a Washington.

El último gran proyecto al que dedicó su talento era el de una verdadera política continental en materia de energía. Lamoureux propugnaba la liberalización del mercado pero exigía su regulación, es decir, que funcionase la libre competencia pero en un marco que obligase a respetar el interés común, de naturaleza superior.

Ese tipo de planteamiento era inaceptable para la comisión que preside Durão Barroso, que le pidió que se tomase una jubilación anticipada. Desde entonces trabajaba para la Fundación Notre Europe creada por Jacques Delors.