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Crónica:CARTA DESDE ESTOCOLMO
Crónica
Texto informativo con interpretación

Escaso fervor político

Mientras Estocolmo se apresta a reunir a representantes de una cincuentena de países, España entre ellos, para poner en marcha una acción internacional más amplia destinada a la reconstrucción de Líbano, el acontecer interno transcurre sin sobresaltos entre un tibio verano y una discreta campaña para las elecciones generales que tendrán lugar dentro de tres semanas. No hay, aparentemente, ninguna conexión entre ambos acontecimientos, pero una mirada más inquisitiva no dejará de encontrarla. De la mano de Jan Eliasson, el fichaje de la temporada del Gobierno de Göran Persson, Suecia intenta mejorar su imagen internacional, bastante deteriorada después de la entrega subrepticia a la CIA de dos ciudadanos de origen egipcio, sospechosos de "actividades terroristas". De paso "levanta las acciones" del Gobierno con vistas a una ciudadanía apática y escéptica a la hora de votar, mostrando que si hubo errores y omisiones en la gestión de las víctimas suecas del tsunami por parte de los anteriores responsables de Exteriores, ellos fueron ampliamente superados con la evacuación de los ciudadanos suecos atrapados en la guerra de Líbano.

Eliasson vendría entonces a ser el Ronaldinho que salvaría la continuidad del Gobierno de Persson, que venía hasta ahora remando contra la corriente de un aparato mediático empeñado en retirarle. Una alianza de cuatro partidos de derechas, conservadores, liberales, democristianos y de centro, denominada burguesa, se ha unido en las apariencias y sonrisas de la foto de familia, pero cuidando cada uno celosamente su capital electoral, para consumar el propósito de terminar con el socialismo sueco, representado, según una calificación no actualizada del mapa político del país, por la coalición de los partidos socialdemócrata, de izquierda (ex comunistas) y verdes. Los visitantes que llegan estos días a Suecia apenas advertirán que los suecos están a pocos días de las elecciones.

El fervor político no es un rasgo distintivo de las generaciones actuales. Rasgo acentuado por el descreimiento, sobre todo de los jóvenes, en los políticos, que ha llegado también junto con la corrupción, y el doble discurso, al afamado modelo. Ello explica la aparición de agrupaciones que aspiran a alcanzar la categoría de partidos.Tal es el caso del Partido Único, que lidera Linda Rosing, una versión sueca atenuada de la italiana Cicciolina, estrella de programas de televisión -participó en Gran Hermano- que no pasarán a la historia, autora de un libro que se titula La verdad desnuda, cuya portada, como no podía ser menos, está ilustrada con su figura "al natural". Su exuberancia física convive con su orfandad de conocimientos. Debió interrumpir su primera conferencia de prensa al no poder contestar ninguna de las preguntas formuladas por los periodistas. Pidió tiempo para informarse. Un rasgo de sinceridad que no han tenido otros candidatos. No es posible que llegue al Parlamento, ni aun con el incentivo proclamado por algunos de sus seguidores de "un voto, un ligue". Más presencia, pese a su nombre, ha despertado el Osynligapartiet (El Partido Invisible), que ha cubierto con una pegatina la boca de todos los candidatos en las fotos, distribuidas por la ciudad con la inscripción: "Las elecciones son un espectáculo, y los políticos, sus payasos".

Linda Rosing, una versión sueca de la Cicciolina italiana.
Linda Rosing, una versión sueca de la Cicciolina italiana.AFTONBLADET / GUNNAR SEIJBOLD

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