Dentistas

Cada época tiene su publicidad. Ahora toca vuelta al cole, cereales con efectos energéticos, tratamientos para la higiene dental y los tradicionales coleccionables de venta en quioscos. Entre estos últimos destaca La casa rústica mediterránea, jibarización de una arquitectura en vías de extinción. Viendo cómo se está poniendo el litoral, quizá sería más adecuado miniaturizar apartamentos o cárceles llenas de presuntos especuladores depresivos. La higiene bucodental, en cambio, sigue el esquema tradicional de ofrecer dentaduras a prueba de turrón de Alicante. La novedad es Sensodyne, un producto destinado a evitar la excesiva sensibilización de los dientes. En el lema que lo publicita se dice "recomendado por dentistas". Antiguamente, los anunciantes incluían estadísticas tan afortunadas como aquella según la cual uno de cada diez dentistas recomendaban ya no recuerdo qué. Cada vez que aparecía el anuncio, muchos simpatizábamos con ese dentista disidente que se negaba a sumarse al gregario consenso de los otros nueve. Por eso resulta un poco triste que la vieja estadística haya desaparecido y que se opte por este escueto "recomendado por dentistas" (nos tranquiliza, eso sí, ya que lo preocupante sería que lo recomendaran carniceros o periodistas).

Ayer, Del 40 al 1 (Cuatro) estrenó el último videoclip de David Bisbal. Fue una decepción: el antiguo concursante de Operación Triunfo acaba colgado en una cuerda con los brazos extendidos, cual Jesucristo, tras deambular por un paisaje sombrío. Entre Bisbal y Madonna parecen dispuestos a popularizar la crucifixión-pop: da pereza hasta escandalizarse. Prefiero el videoclip de Julieta Venegas en el que la mexicana se despide de un fracaso amoroso con su languidez habitual pero con un realismo nada mártir. "No voy a llorar / y decir que no merezco eso / porque es probable que lo merezca", dice, y uno siente deseos de aplaudir esta falta de victimismo y el coraje de enfrentarse a las circunstancias adversas con algo más que histrionismo melodramático.