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Reportaje:Mundial de baloncesto 2006

África pierde una oportunidad doble

Nigeria y Angola desaprovechan la debilidad de Alemania y Francia

África tuvo su oportunidad. Por partida doble. Fracasó en las dos tentativas de meter a un representante en los cuartos de final y se marchan para casa con la impresión de que a poco que hubiesen mejorado su rendimiento, la historia hubiese sido distinta. Tanto Nigeria como Angola tuvieron sus opciones, más que nada porque será difícil que dos equipos solventes como Alemania y Francia estén tan desangelados como se están mostrando en este mundial. Pero a ambos les pudo la ansiedad.

Los nigerianos tuvieron en sus manos la pelota de partido, un regalo alemán a falta de nueve segundos. Udoka, jugador de los Knicks de Nueva York, decidió que era su momento de gloria, la jugada que le podría meter en la historia del baloncesto nigeriano, hasta ahora monopolizado por uno de los mejores bailarines que se han visto en una cancha, Hakeem Olajuwon. Recibió el balón, cruzó medio campo y se fue directo a la canasta. Allí le esperaba Nowitzki, que con su sola presencia provocó el error en el lanzamiento.

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La oportunidad de Angola fue desde el principio. Durante más de tres cuartos no se pareció en nada al aguerrido colectivo que se clasificó en Hiroshima. El respeto al rival, la grandeza del pabellón o simplemente verse todavía en acción les provocó una alteración casi permanente. Temerosos, incapaces de liberarse de la tensión, sólo los problemas que acumula Francia desde la lesión de Parker posibilitaron que el partido no se moviese de una horquilla de 10-15 puntos de diferencia. Parecía que en el momento que los angoleños encadenasen tres canastas seguidas la posible sorpresa se haría real, pero pasaban los minutos y aquello no se cumplía. Cuando ya se había perdido la esperanza, un triple y una canasta de dos mas uno de Mingas pusieron a Francia al borde del abismo (60-56, un minuto por jugar). A partir de entonces el partido se jugó en la línea de tiros libres. Pero si los franceses anduvieron con el punto de mira desviado hasta ese momento, les entró la precisión en el momento justo. Ocho tiros libres sin error, seis de ellos de Jeanneau, un base que sólo hace mejor a Parker, sellaron el partido para desesperación angoleña.

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