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Reportaje:NO FUNCIONA

Señales de tráfico que desinforman

Hace unos años un dirigente del Ministerio de Obras Públicas (así se llamaba Fomento), durante el periodo del llamado "Estado de obras", vulgo dictadura, aseguró que las señales de tráfico se ponían "siempre" con criterios científicos. Ahí es nada: la carreterología como subapartado de la semiología viaria. Un ejemplo del método científico lo encuentra y lo comenta Eduardo Pérez. "Entrar a Barcelona por la autopista que lleva a los túneles de Vallvidrera produce sobresaltos. Apenas pasado el peaje hay un indicador que pone que faltan 17 kilómetros. Poco después, un mojón indica que son 17,5 y algo más tarde un tercer indicador señala que son 18. Da la impresión de que uno vaya en dirección contraria".

Un cartel indica que faltan 17 kilómetros; un mojón, que 17,5 y otro panel, que 18

El Departamento de Política Territorial reconoce el error y asegura que será corregido en breve. Un portavoz de Autema, empresa que tiene la concesión de ese tramo de autopista de peaje, señala que, en efecto, se da esa aparente contradicción. "El último panel tenía que haber sido colocado antes del peaje, pero como allí hay un exceso de información, se pasó al punto donde está ahora y nadie se acordó de cambiar el kilometraje". Eso sí, quita hierro a la duplicidad entre cartel y mojón porque después de todo el primero está "en el kilómetro 17".

Ocurrió esto, lo de poner el cartel con los 18 kilómetros, explica la misma fuente, hace unos siete años, durante la época en que gobernaba CiU, aunque el portavoz de Autema sostiene que no puede precisar quién estaba entonces en el Gobierno de Cataluña porque no es de su incumbencia recordar esas cosas.

Pero el conductor que haya entrado hasta ayer en Barcelona por los túneles con la pretensión de girar desde Via Augusta por la calle de Vergòs hacia la zona de Diagonal o Numancia se habrá llevado otra sorpresa. Las líneas sobre la calzada, pintadas con carácter provisional, eran todas continuas de modo que no podía girar y tenía que proseguir hasta la ronda del Mig dando una vuelta considerable.

La solución de muchos conductores era la comprensible: saltarse la línea continua y girar como si no existiera. El Ayuntamiento de Barcelona, a través del portavoz municipal, reconoce que la pintura era inadecuada y precisa que se hizo por motivos de seguridad ("los coches que proceden del túnel llevan bastante velocidad y se encuentran con la incorporación de los que entran desde Sarrià", explicó). Pero no había intención de multar a nadie. Es decir, que los conductores cívicos o timoratos perdían su tiempo y contribuían a la contaminación de la zona y los más osados no se veían perjudicados por el incumplimiento de la norma.

El municipio corrigió la situación el mismo día en que la conoció a través de este diario, que fue el jueves, y la verificó con una inspección realizada sobre el terreno por la Guardia Urbana.

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