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Reportaje:Cricket | Conmoción en el deporte de culto británico

El árbitro chantajista

Hair pide 500.000 dólares por zanjar la polémica que abrió al acusar a Pakistán de juego sucio

Darrell Hair, veterano árbitro del cricket internacional, ha perdido prestigio y respaldo mundial al desvelarse su extraordinaria oferta de chantaje para poner fin a la crisis desatada desde que penalizó al equipo de Pakistán por manipular la pelota en el encuentro del domingo pasado contra Inglaterra. Australiano, de 52 años, Hair exigió medio millón de dólares al Consejo Internacional de Cricket (ICC) a cambio de su jubilación anticipada, con efecto el 31 de agosto.

Con su demanda, que el equivalente a la FIFA, el organismo que rige el fútbol mundial, ha considerado y finalmente descartado por ser "totalmente inapropiada", Hair pretendía solucionar la polémica a puerta cerrada. Su conflictiva decisión en el campo del Oval, en el sur de Londres, dio paso a la apertura de un proceso disciplinario contra el capitán pakistaní Inzaman ul-Haq, sobre el que pesan dos acusaciones de hacer trampa con la bola y desprestigiar el juego del crícket.

El juez pidió en un 'e.mail' más dinero por las acusaciones de racismo vertidas contra él

En un intercambio de correos electrónicos, difundidos por el ICC a última hora del pasado viernes, el árbitro admite estar "dispuesto a jubilarse/dimitir/renunciar a mi posición" a cambio de una "indemnización confidencial de 500.000 dólares (unos 392.000 euros)". En una segunda comunicación, Hair añade que la cifra debe revisarse en vista a las alusiones "de racismo" centradas en su persona.

En Pakistán se han quemado muñecos con la figura de Hair bajo gritos de "mini Hitler". La prensa británica resalta la fama de estricto del arbitro en el terreno de juego y una tendencia a ofender con sus decisiones y actitud a los equipos de Shri Lanka y Pakistán. Muchos predicen que su carrera en el crícket internacional se ha hundido para siempre.

Por lo pronto, la noticia del chantaje implica "la victoria moral" de Inzaman, según reivindicó ayer Zaheer Abbas, entrenador de Pakistán. El equipo protestó la penalización del arbitro, que implicaba una acusación de alterar con los dedos la superficie de la bola, y los jugadores retrasaron su salida al césped tras el descanso del té. En consulta con su colega, Hair dio el partido por abandonado y otorgó la victoria del encuentro del domingo pasado a Inglaterra. El lunes 21, el ICC presentó cargos contra el capitán pakistaní y al día siguiente acusaba recibo del insólito plan de chantaje de uno de los mejores árbitros del deporte de los gentlemen.

El cricket se considera, por tradición, el deporte más honesto de todas las modalidades deportivas. Quizá por ello, hasta la fecha, no se han presentado en público pruebas físicas o fotográficas de la manipulación de la pelota. En las alusiones de juego sucio, sólo pesaba la palabra del árbitro contra la rotunda negativa del capitán, jugadores, entrenador y autoridades pakistaníes. Hair ha desacreditado su honor chantajeando su retirada de escena.

Las autoridades mundiales del cricket reconsiderarán la posición de Hair en una reunión extraordinaria prevista en Dubai la semana próxima. De momento, siguen sobre la mesa los cargos contra Inzaman y el panel disciplinario está convocado para mediados de setiembre. Pero dado el brusco giro en la evolución de la crisis, Pakistán ha retirado su amenaza de boicotear los partidos internacionales que tiene pendientes en el Reino Unido. Gana así la afición y el ICC se asegura ingresos por taquilla y derechos de retransmisión en torno a los 15 millones de euros.

Aficionados paquistaníes queman un muñeco que simboliza a Hair.
Aficionados paquistaníes queman un muñeco que simboliza a Hair.EFE

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