"La invención de Morel', como decía Borges, es perfecta"
El autor de 'Doctor Pasavento' reconoce en Bob Dylan a un genio indiscutible
¿Escapar a una isla desierta? No sería un mal plan para Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948), todo un artista de la fuga, fascinado por los tipos "que se aislan o intentan aislarse". Su vigoroso universo de ficción, que hierve con alusiones literarias y personajes inasibles, está atravesado por un impulso casi omnipresente: el de la huida. Huir de las pretensiones literarias (Historia abreviada de la literatura portátil); huir de la escritura (Bartleby y compañía), huir de la fiebre por la literatura (El mal de Montano), y, en fin, alejarse de uno mismo (Doctor Pasavento). Como un reflejo de sus invenciones, el novelista responde casi con un pie en el avión, a punto de marcharse a Veracruz (México), para participar en un homenaje a Sergio Pitol.
Las islas son un motivo literario fértil. Valgan un puñado de ejemplos como la de los Feacios en La Odisea, la de Próspero en La tempestad, de William Shakespeare, la Utopía, de Tomás Moro, y la del Doctor Moreau de H. G. Wells. Un explorador literario como Vila-Matas se mueve por estos territorios como un rastreador avezado en sus recovecos y prolongaciones. Quizá por eso elige un texto que retoma todos esos mundos insulares. La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares, es la historia de un fugado que llega a una isla desierta en la que suceden fenómenos extraños. Los turistas de la isla parecen ignorarle, todo se repite con regularidad cada semana, incluso en el cielo aparecen dos soles y dos lunas.
La trama lleva hacia una siniestra máquina capaz de crear una realidad paralela. Es un libro que se amolda a las creaciones de Vila-Matas, donde la realidad se proyecta en la ficción y viceversa. "Borges aseguraba que había discutido con el autor los pormenores de la trama de la novela, y la había releído, es decir, que la conocía muy bien. Y no le parecía ni una indecisión ni una exageración calificarla de perfecta", detalla.
"La he leído este mes, que he estado ingresado en un hospital por problemas de salud, y me ha llevado a un terreno fantástico. Hay misterio y traslado continuo de la realidad a la alucinación. Una novela fantástica, en todos los aspectos del término". ¿Es la invención de Morel la consumación del sueño de todo narrador? "Quizá, pero parece que habla de Internet, de imágenes atrapadas en el tiempo. Me recuerda también a las máquinas solteras e inútiles de Duchamp".
Tras la convalecencia, entre lo primero que hizo el narrador estuvo entrar en la librería La Central, en Barcelona. "Sonaba una música muy agradable y poética y pregunté". Era The trials of van Occupanther, tercer disco del joven quinteto tejano Midlake, que conjuga el funk y el jazz con la electrónica. "Siempre se citan a Dylan o Van Morrison, pero no quería ser tópico. Me gustaría orientar al lector hacia un disco muy bueno, que no cansa nunca".
Vila-Matas está escribiendo Exploradores del vacío, "un libro de relatos trabados por un hilo casi invisible que, a la larga, les da a todas las historias una cierta unidad". Otro gran escurridizo es Bob Dylan, alérgico a ser encerrado en taxonomías genéricas. Es la huida constante de un genio que le ha fascinado. El documental No direction home: Bob Dylan, de Martin Scorsese, es su recomendación.
El genio esquivo de Dylan
"La cinta describe el proceso de formación de un genio. Me atrajo por la manera original de contarlo. Se detiene justo cuando ya no soportaba al público y desaparece en aquel famoso accidente de moto que lo tuvo apartado más de un año. No se sabe si fue un montaje para escapar del engranaje industrial". Por entonces Dylan ya había compuesto los inmortales Blowin' in the wind y The times they are a-changin'. "La cinta me remite a la vida de un genio vivo"
Vila-Matas tiene una isla favorita: Islandia. "Me fascina. Acabo de leer los artículos de John Carlin en EL PAÍS y son espléndidos. Quiero conocer la isla. El paisaje es espectacular, está poco poblada y es muy civilizada. Hace poco volví a Barcelona desde Estocolmo, un lugar como Islandia, y me impresionó la suciedad y el desorden de la ciudad". Más razones para huir.
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