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El juez de Figueres encarcela a dos jóvenes ultras de Castellar, acusados de apalear a un francés

Los dos detenidos están vinculados a las agresiones racistas en el Vallès Occidental

El juzgado de instrucción de guardia de Figueres decretó el pasado lunes el ingreso en prisión de Jordi A. C. e Ivan J. A., vecinos de Castellar del Vallès, por un delito de intento de homicidio, lesiones y omisión del deber de socorro. Los dos detenidos, de 18 y 21 años, respectivamente, están acusados de apalear, junto a Juan Carlos M. M., a un turista francés de 26 años en L'Escala, al que dejaron malherido. Los dos detenidos están relacionados con el grupo ultraderechista acusado de diversas agresiones en Castellar del Vallès.

La agresión se produjo en la madrugada del jueves y, como consecuencia de los golpes recibidos en la cabeza y en la cara con una madera de cortar embutidos, el agredido tuvo que ser ingresado en estado grave en el hospital de Figueres. El tercer participante en la agresión, vecino de L'Escala, fue dejado en libertad por el juez.

Los hechos empezaron a la salida de una discoteca, donde dos jóvenes franceses y tres españoles discutieron por motivos que varían según los testigos. Después de la discusión, se desarrolló una persecución que terminó cuando uno de los españoles logró acorralar a la víctima en una callejuela sin salida. Inmediatamente, el español pidió ayuda a otros dos compañeros que se alojaban en el mismo apartamento que él. Éstos acudieron con una madera de cortar embutidos y golpearon al francés hasta dejarlo inconsciente.

Gracias a la colaboración ciudadana, los servicios sanitarios llegaron rápidamente al lugar y trasladaron a la víctima al hospital de Figueres con un traumatismo craneal y facial. Posteriormente, fue trasladado al hospital Saint Jean de Perpiñán (Francia), donde continúa grave pero evoluciona favorablemente. Uno de los dos detenidos, Ivan J. A., tiene antecedentes por hechos violentos de índole similar y pertenencia a grupos de ultraderecha en Castellar del Vallès y sus alrededores. "Se trata de un caso de violencia gratuita, sin ninguna motivación xenófoba ni racista", opinaron los Mossos.

Largo historial

Ivan J. no es ningún desconocido en Castellar del Vallès. Al igual que Abraham Fernández, un joven de 22 años con una veintena de detenciones a sus espaldas, ha efectuado más de una agresión con connotaciones racistas. Fernández ha visitado los juzgados de Sabadell por numerosas agresiones, pero nunca ha pisado una prisión. Su última paliza suscitó una gran polémica. Fue en abril y golpeó hasta dejar inconsciente y romperle un hueso de la cara al trabajador de origen ecuatoguineano Fernado Ujilguete, de 42 años. El mismo mes dio otra paliza a un joven por llevar cresta. Pero en ninguno de los casos el juez de Sabadell consideró necesaria la prisión preventiva. El Ayuntamiento de Castellar recurrió sin éxito contra la decisión alegando la reiteración de delito y la alarma social. Algunos abogados y jueces cuestionaron también la decisión judicial y reconocieron una cierta falta de sensibilidad ante este tipo de agresiones.

También en abril Norman, un estudiante de 15 años del IES Castellar del Vallès, decidió dejar el municipio y regresar a su país tras un año de calvario. Norman denunció en tres ocasiones ante la Policía Local y la Guardia Civil amenazas y golpes de jóvenes racistas. Tampoco calló ante los profesores. Pero ello no ayudó a detener a quienes lo acechaban. La población de Castellar se indignó entones ante la impunidad con la que actuaban estos grupos neonazis que se divierten agrediendo a todo aquel que es distinto.

Después de los incidentes, el Ayuntamiento, profesores, estudiantes y los miembros de la Plataforma Ciudadana Castellar contra el Fascismo expresaron "perplejidad y rabia", porque los jóvenes responsables de las agresiones se paseaban orgullosos por la calle.

No eran los primeros incidentes racistas en esta localidad del Vallès Occidental. En la fiesta mayor de 2003, esta población de 20.000 habitantes se vio sacudida por una espiral de violencia. Empezó cuando un centenar de neonazis boicotearon un concierto lanzando piedras y botes de humo contra el escenario. Hubo otros enfrentamientos y una manifestación multitudinaria. En aquellos días la población ya expresó su hartazgo por la violencia de estos grupos de jóvenes con nombres y apellidos.

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