"El Antiguo Testamento es quizá el repertorio narrativo más completo"
Qué libro podría satisfacer la voracidad lectora de Almudena Grandes (Madrid, 1960) si se perdiese en una isla desierta? "El Antiguo Testamento, porque es como un gran repertorio narrativo, quizá el más completo. Está lleno de historias y daría para muchas relecturas".
La autora de Las edades de Lulú tiene casi lista su nueva novela, El corazón helado, ambientada en la Guerra Civil y que narra la vida del republicano Ignacio Fernández Muñoz. Avanza que ya tiene escritos 1.000 folios. "He descubierto la guerra como gran tema literario, porque es una situación en la que todas las pasiones se acentúan, el amor, el odio, la nobleza, etcétera". Aunque es una devota confesa de la novela decimonónica, elegiría un grueso compendio de textos heterogéneos con miles de años de antigüedad.
"Es el libro sagrado del pueblo judío, contiene su patrimonio cultural e histórico". Por su exuberancia argumental, El Antiguo Testamento se sitúa junto a otras grandes recopilaciones de cuentos como el Calila e Dimna, Las mil y una noches y El Decamerón.
Tramas innumerables
Grandes pasa las vacaciones en Cádiz, escenario de su novela Los aires difíciles, cuya adaptación cinematográfica ha dirigido Gerardo Herrero.
El ruido de la playa se cuela por el auricular. Si tiene que elegir, Grandes destaca al azar los textos del Génesis, Éxodo y los Libros de los jueces. Son historias de amores, adulterios, alianzas y traiciones que pueden proporcionar un amplio surtido de argumentos para cualquier narrador. "Es un tomo muy variado, contiene libros muy aburridos y otros muy profanos que tienen cierta relación con los mitos clásicos. Hay decenas de historias".
Otros de sus preferidos son los libros de Salomón, el célebre sabio de las soluciones expeditivas, David, el diestro rey hebreo que mató al gigantón filisteo Goliat de una pedrada, y Betsabé, que cometió adulterio con David, ya rey, y a cambio éste mandó asesinar al esposo engañado. El Antiguo Testamento es uno de los pilares de la cultura occidental, fuente de inspiración prácticamente inagotable para escritores, pintores, escultores y músicos.
Conspiraciones y asesinatos son también la materia prima de Yo, Claudio, la teleserie británica que Grandes recomienda para, por ejemplo, las noches de verano. Basada en la novela del poeta y ensayista inglés Robert Graves, narra las memorias de Claudio, un emperador cojo y tartamudo que simuló ser un estúpido para escapar a las conspiraciones en la capital del Imperio Romano.
El prestigioso actor Derek Jacobi dio vida a un emperador memorable, junto a un reparto que incluía a grandes figuras de la escena británica como John Hurt en el papel de Calígula, Patrick Stewart y John Rhys-Davies. "Es la serie de televisión que más me ha gustado en toda mi vida". Grandes recuerda cómo se aficionó a las confesiones de Claudio siendo adolescente. "También podría haber elegido Roma pero ésta es la primera que me enganchó y eso que yo soy poco de engancharme".
El jazz de Shostakóvich
Tras el plato doble de cultura antigua, la novelista introduciría en el reproductor de CD las dos Suite para orquesta de jazz de Dmitri Shostakóvich. "¿Por qué? Habría que oírlas para saber por qué". La suite número 2 se hizo popular hace unos años al ser incluida en la banda sonora del largometraje Eyes wide shut, de Stanley Kubrick. Shostakóvich escribió las obras durante los años treinta, el periodo de las grandes purgas estalinistas. El autor recibió denuncias dirigidas por Stalin, aunque consiguió evitar la deportación. Al dictador su música le parecía demasiado formalista.
Grandes confiesa que es poco melómana, pero aun así asegura que no se cansa nunca de oírla. "Las escucho una y otra vez. Son muy brillantes, una síntesis entre la estricta formación clásica del autor y la fascinación por el ragtime y el jazz de Estados Unidos".
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