"Galicia no hubiese podido afrontar sola esta crisis"
El presidente de la Xunta evita la palabra catástrofe, aunque asegura que no tiene intención de minimizar los efectos de una "crisis aguda que costó tiempo controlar". El socialista Emilio Pérez Touriño admite que, sin la ayuda del Estado y de otras comunidades, Galicia no hubiese podido afrontar sola la oleada de incendios forestales. Descarta dimisiones, aunque admite errores, como afirmar el primer día que la situación estaba bajo control.
Pregunta. ¿En qué medida se siente responsable del desastre?
Respuesta. Cuando ves el temor, la consternación de la gente... Yo he asumido la responsabilidad desde el primer momento y por eso me puse al frente. Estoy dispuesto a dar la cara y explicar en el Parlamento lo que hemos hecho. Porque movilizamos recursos ingentes. ¿Suficientes? Nunca lo son, y más en la medida en que la concentración de fuegos en 10 días fue tan excepcional.
"Ni políticamente ni en los hechos se puede comparar la crisis de los incendios con la del 'Prestige''
"Hasta ahora ni se han puesto los medios ni se ha trabajado con intensidad para saber quién quema el monte"
"No fue afortunado decir que la situación estaba controlada, pero había que dar una esperanza razonable"
"El modelo territorial es insostenible, hace imposible dar cobertura a urbanizaciones y casas desperdigadas"
P. La oleada se desató repentinamente el día 4, pero el propio conselleiro de Medio Rural [el nacionalista Alfredo Suárez] ha admitido que hasta el domingo no fueron conscientes de su magnitud.
R. Ahí hubo un impasse, lo asumo. El fuego creció exponencialmente en la tarde noche del viernes, y el sábado se fue cocinando la situación que explotó después. Pero fue cuestión de horas, hasta entonces había sido un año magnífico. De repente pasamos casi de cero al infinito.
P. El sábado 5 se tomó vacaciones. ¿El conselleiro no lo puso en alerta hasta el domingo?
R. El sábado salí de Santiago, pero desde la noche del viernes ya estaba en contacto permanente con el conselleiro y con el delegado del Gobierno, y hablé con el ministro del Interior. El sábado ya había aquí bomberos asturianos. Y el domingo volví a Santiago, me puse al frente de un operativo, pedimos la ayuda del Ejército y hablé con el presidente del Gobierno.
P. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, dice que usted estaba "en la piscina y con el bronceador".
R. Quiero ser responsable y esperar a que algunas cosas se aclaren en sede parlamentaria. Pero el señor Feijóo nos ha podido ahorrar alguna fotografía y alguna frase. Eso suena esperpéntico, porque contrasta con lo que han percibido la mayoría de los gallegos.
P. Mientras el fuego se extendía por toda Galicia, usted dijo que la situación estaba controlada. ¿Admite el error?
R. Como buen gallego, diría que en una parte sí y en otra no. No fue una frase afortunada desde el punto de vista de la expresión. Pero no quería restarle importancia a una situación que, desde el primer momento, califiqué de grave y compleja. Lo que quería era enviar un mensaje a la ciudadanía: 'Estamos aquí, hay un sistema de protección pública y confíen en nosotros'. No iba a salir diciendo que aquello estaba todo descuajeringado y que no controlábamos nada, porque no era así. Estábamos movilizando tal cantidad de recursos que teníamos que controlar la situación. Y había que darle a la gente una esperanza razonable. Volvería a hacer lo mismo, aunque con una expresión más adecuada.
P. En los dos o tres días siguientes, según iban llegando los refuerzos, los medios no dieron abasto.
R. Es que era muy difícil. Las carreteras están diseñadas para cierto nivel de capacidad, no para el 15 de agosto. Los mejores aeropuertos del mundo no pueden atender ciertas puntas de tráfico. Y los medios de emergencia nunca están diseñados para la peor de las catástrofes. Aunque algunos se empeñen en lo contrario, los datos prueban la excepcionalidad de lo ocurrido: 1.646 incendios en 10 días, con una media de cinco focos cada uno y en zonas urbanas y periurbanas. Contra eso resultó insuficiente incluso un operativo de 8.000 personas y 70 medios aéreos.
P. ¿Y no admite que cometieran fallos?
R. Estoy dispuesto a hacer un análisis para extraer conclusiones. Quiero reconocer -y no es un tópico- el esfuerzo y el coraje de todos, desde las cuadrillas de la Xunta hasta el Ejército, que se han dejado la piel con gran eficacia. Dicho esto, tenemos que revisar con profundidad el sistema operativo, que quizá estaba demasiado ligado al incendio forestal y haya que completarlo con medios más eficaces para cubrir una situación en la que el fuego se concentra en zonas urbanas. Y hay que afrontar cambios en las políticas forestal y urbanística. Hay algo que no le gusta oír a casi nadie: tenemos un modelo territorial insostenible, no se puede mantener un crecimiento en dispersión que nos hace imposible dar cobertura a urbanizaciones y casas desperdigadas sin orden ni concierto. Esas medidas pueden ser costosas social y políticamente, pero nuestra responsabilidad es impulsarlas. Voy a buscar un gran acuerdo con los municipios.
P. ¿Galicia hubiese podido afrontar esto sola?
R. La realidad ha demostrado que no. La situación superó y desbordó los recursos de la comunidad. Como hubiese desbordado los de otra cualquiera. Por eso estamos hablando de una crisis fuerte. Pero hubo una respuesta solidaria, inmensa, rápida y efectiva, independientemente del color político de cada Administración, del Gobierno central, de las comunidades y de otros países. Para eso vivimos dentro de un Estado y de la UE.
P. Es inevitable el recuerdo del Prestige. ¿Acepta el paralelismo?
R. Lo acepto en la medida que hemos vivido una situación extraordinaria que ha puesto a Galicia en tensión. Pero poco más. Ni políticamente ni en los hechos tienen nada que ver. Con errores o insuficiencias, aquí ha habido un Gobierno que siempre ha estado al frente y ha dado la cara. El Prestige fue un accidente que derivó en catástrofe por las decisiones tomadas. Aquí las decisiones fueron para movilizar recursos.
P. Usted no lo ha hecho, pero compañeros de partido y de Gobierno han insinuado la tesis de una trama organizada.
R. He hablado estos días con cientos de personas. Los ciudadanos, el personal de la Administración, los bomberos... todos me dicen: 'Presidente, esto es producto de un acoso intencionado'. Negarlo es negar la realidad. ¿Pero qué me dice la Guardia Civil?: que aunque existe una causalidad, no hay constancia de una organización. Los que estamos en la Administración no podemos dar ese salto desde la intencionalidad o la actividad criminal, que son claras, a la existencia de una trama. No voy a hacer lo que hizo Rajoy, quien, en 2002, como le convenía, afirmaba que en Galicia existían tramas organizadas. Y ahora nos viene con que defender eso es inmoral.
P. Hace décadas que nos preguntamos quién quema el monte.
R. Por eso nos vamos a volcar en poner a disposición de la justicia al mayor número posible de incendiarios. No podemos pasarnos toda la vida con Galicia ardiendo y sin saber quién la quema. Hay una cierta frustración porque hasta ahora probablemente no se han puesto los medios necesarios ni trabajado con intensidad para responder a esa pregunta.
P. ¿Por qué descarta una comisión de investigación?
R. Al contrario, proponemos que el Parlamento cree una comisión especial para entrar a saco en todo lo que tiene que ver con los incendios. Otra cosa es que se quiera buscar un eslogan: 'Comisión de depuración de responsabilidades'. Ésa es una visión muy corta.
P. Usted ya ha anticipado que no habrá dimisiones.
R. Creo que todos hemos dado la cara y cumplido nuestra obligación. Salvo que alguien pueda demostrar errores serios, no creo que sea necesaria ninguna dimisión.
P. También ha aplazado las explicaciones al Parlamento hasta septiembre.
R. Ya hemos pedido ir al Parlamento en cuanto empiece el periodo de sesiones, mucho antes que cualquier Gobierno del PP. Quedan dos semanas de agosto en las que aún podemos tener dificultades y sólo nos faltaba ver los montes ardiendo mientras los políticos nos zurramos. El PP quiere la foto, pero no estamos para fotos.
P. La crisis ha coincidido con el primer aniversario de su coalición con el BNG. ¿Cómo cree que van a salir del trance?
R. Tengo una sensación ambivalente. Toda situación de emergencia produce un desgaste, porque los ciudadanos no están para aplaudir al Gobierno y menos en esas circunstancias. Pero las dificultades tienden a unir. Y yo he compartido muchas cosas estos días con todo el Gobierno y con la parte [del BNG] que estaba al frente del operativo contraincendios. Hoy estamos más unidos.
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