El conflicto social prendió la mecha
Los expertos ven intereses tras los incendios de los "descuidados" bosques gallegos, y una forma de evitarlos: la mejor gestión del monte
EMILIO VALERIO Fiscal de Medio Ambiente
1. Es una catástrofe anunciada en el contexto de que buena parte de los incendios ocurridos en Galicia han tenido una característica de protesta social. Ahí hay que hacer un estudio no sólo biológico referido a una climatología muy adversa, sino sociológico. En los incendios hay realidades cambiantes, en Asturias suelen derivarse de la agricultura, ganadería... y en otras zonas, de la situación urbanística. Pero no creo que sean políticas, sino sociales, derivadas de situaciones económicas o laborales que tienen que ser conocidas por los representantes autonómicos y sobre las que deben actuar.
Fiscal de Medio Ambiente: "Los fuegos tienen carácter de protesta social"
Catedrático UCM: "Cada vez que gobierna en Galicia la izquierda crecen los incendios"
2. Los incendios en Galicia han ocurrido en determinados momentos históricos y sociales. Pero desde el año anterior a éste, responden a un conflicto social de determinados colectivos o grupos de personas. No me atrevo a afirmar que estén coordinados, pero sí se trata de una sucesión de incendios que responden a las mismas causas.
3. Actuar sobre esos grupos sociales. Los voluntarios o los participantes de los retenes antiincendios son un elemento que incide en la génesis de los incendios más que otras causas.
JOSÉ LUIS BARREIRO Ex vicepresidente de la Xunta de Galicia
1. En estos incendios hay algo extraño, pero no tanto como decimos. En 1989 hubo una oleada muy parecida a ésta. Estoy convencido de que no responden a cuestiones urbanísticas ni de la industria maderera. Ahora la madera sobra en Galicia. Podrían responder a la creación de una economía del fuego, que arrancó hace 15 ó 20 años, desde esa oleada de 1989, con alguna cadencia, y que ha generado una estructura de negocio más lucrativo cuanto más se quema.
2. El incendio no genera ninguna otra economía que apagarlo. Da pérdidas para todo el mundo menos para el que lo apaga. Detrás hay amplios sectores, desde elementos de las cuadrillas antiincendios hasta empresas que viven de esa economía de apagar el fuego. Los fiscales no arreglan nada.
3. A corto plazo ninguna. Lo más importante es ordenar el bosque con criterios racionales y devolverlo a su sitio. El bosque inunda hoy todo lo que antiguamente eran cultivos, praderas... El bosque surgido espontáneamente no es ecológico y se ha adueñado de espacios que no eran suyos. No se puede dejar que entre en las casas y en las fábricas dañando todo el sistema económico. Hay que hacer limpiezas amplias a los lados de las carreteras para que éstas sean operativas en los desalojos y para que actúen como cortafuegos, que es lo que siempre hacían. Y equilibrar mejor los medios aéreos y los terrestres y crear expertos en apagar fuegos, porque los vecinos han hecho esfuerzos ingentes con pocos resultados.
ALBINO PRADA Profesor de Economía Aplicada de la U. de Vigo
1. No es nada nuevo. Desde hace 40 años, esa misma superficie ya ardió alguna vez. Es producto de un sistema de gestión que desapareció en 1960. Esos dos millones de hectáreas de superficie forestal (de tres que tiene Galicia en total, el otro millón es agrario) que se ha quemado tenía antes múltiples usos en los que estaba implicada la población rural, pero aquello se fue al garete. Ahora tenemos regiones atlánticas con un clima que produce un crecimiento abundante de arbusto y floresta y unos usos rurales que han desaparecido.
2. Estamos ante un fracaso social colectivo. No hemos sido capaces de crear una alternativa viable cuando el modelo se hace más urbano, surgen otras actividades y se emigra. Detrás están distintos personajes que, buscando su interés particular, se desentienden de las consecuencias sociales. Puede ser el caso casi novelesco del pirómano, y que no tiene por qué ser un caso aislado. En Galicia puede haber unos 30 o 40 con esta enfermedad. Hay también personas del entorno rural que ven que no son capaces de gestionar esa masa bio-forestal que crece y que obtura los caminos e intenta hacer una limpieza usando el fuego para deshacerse del problema. También hay quien quiere lograr de manera fácil pastos para la primavera siguiente, porque se regenera. Hay quien, ante un exceso de madera quiere que salga al mercado y éste la absorba. Y se puede hablar de colectivos de la industria del fuego, que no les contratan para una cuadrilla y hacen una especie de ajuste de cuentas personal.
3. Usar la biosfera para producir electricidad verde, es una de las alternativas. Quemar todo eso de forma controlada y producir electricidad. Y podría dar una capacidad para producir electricidad de un 30% del consumo doméstico. O producir paisaje rural de calidad como en otras zonas del norte de España, de manera que la población rural saque beneficios de hacer un uso activo de nuestros montes. Cuando reina la opacidad y el silencio es porque no tenemos implicada a la sociedad rural.
JOSÉ LUIS LEGIDO Catedrático de Física Aplicada de la U. de Vigo
1. Son una suma de factores que coinciden, pero el más importante es la meteorología. Galicia tiene condiciones que favorecen la propagación de incendios y este año han coincidido todas durante muchos días: no llueve, la materia orgánica está muy seca, humedad baja, altas temperaturas y viento. El norte de Portugal está igual. Además, más de un 40% han sido focos grandes y así es muy difícil apagar el fuego y la percepción de alarma es mucho mayor.
2. La mayor parte son provocados, según nuestros estudios. La diferencia entre cuántos son intencionados y cuántos por negligencia es más difícil, pero un porcentaje altísimo, más de un 90%, es por causas humanas. Las encuestas nos dicen que los intereses son múltiples: modificar el uso del suelo, por ejemplo para caza. Incluso la cuestión política puede influir.
3. Habría que empezar por tener el monte en mejores condiciones, limpio y destinar más medios. En Galicia, los accesos son muy complejos y por eso se necesitan muchos más recursos de los existentes.
ENRIQUE VALERO Miembro del Comité
de Bosques de la UE
1. Existe un descontento general en el medio rural, gravísimo, y la falta de previsión bastante acusada de los responsables de la extinción. En un año de Gobierno nuevo se han lanzado mensajes contradictorios a la ciudadanía. No hay política forestal definida, no la había con el PP y sigue sin haberla. Se aprobó en mayo, en Europa, un Plan de Acción Forestal y nadie en Galicia lo ha cogido para ponerlo en marcha. Producimos la mitad de la madera de España y no fomentamos su uso. Parece que estamos en una isla sin territorio. Se han heredado una serie de tics de los años sesenta que discuten si se plantan eucaliptus (auténticas bombas de agua y que producen mucha madera) o plantas autóctonas. En cuanto a la política agraria, el BNG se ha quedado en la utopía bucólica de las explotaciones familiares, y lo que se ha quedado en el medio rural es una población ya muy envejecida. Es como volver a la política del siglo XIX de una Galicia autosuficiente a base de cultivar herbáceos para pasto, sin contemplar que existe un exceso de cuota de leche. Y están prohibiendo todas las piscifactorías, con pérdida de empleo, sin plantear alternativas. Es una política de restricciones muy dura respecto a cualquier política de desarrollo.
2. Hay tramas organizadas, que estaban antes de este Gobierno. Y este año ha explotado ese descontento general en el medio rural. A los responsables les ha pillado sin hacer esta previsión y sin gente con experiencia. Antes, un fuego se apagaba al llegar la noche. Este año no ha sido así, y ese de la noche se suma al que surge por la mañana.
3. Crear una política ambiental, energética y agraria para empezar a pisar la realidad. Es muy sencillo: tratar de conseguir el desarrollo sostenible y sobre todo en regiones de cierta depresión como Galicia.
FERMÍN BOUZA Catedrático de Sociología de la U. Complutense de Madrid
1. Se ha producido una destrucción irreversible de la masa forestal en la que se reconoce una estrategia que aún desconocemos. Pero estoy convencido de que es una red, aunque no sé de qué tipo, que pretende hacer mucho daño y generar el caos, por eso van a las casas y ponen en peligro las vidas humanas. Es un fenómeno nuevo en cuanto a la sincronización de los incendios y la tipología. Y quieren dejar un mensaje: somos los amos de lo rural.
2. Las causas clásicas de incendios se han atribuido a los madereros, constructores, campesinos descuidados, más la piromanía y otras causas menores. Pero este año no. Estamos ante un misterio. Como hipótesis, sin fundamento, se podrían atribuir a causas semi o parapolíticas, en un 10%, con alguna conexión que desconocemos. Cada vez que gobierna en Galicia la izquierda se multiplican los incendios para poder decir que la izquierda es extraordinariamente incompetente. También se habla de narcotráfico, pero no sé qué intereses puede tener. Como razón de fondo sociológico es como el suicidio de lo rural, como si el sector que está muriendo se estuviese preparando para morir. Algo de eso hay.
3. Limpiar el monte, que no es tan sencillo. Para ello hay que cumplir la ley que marca una distancia entre árboles que no se respeta. Y cumplir la ley en todos los sentidos y quizá este Gobierno está poniendo más problemas que otros para urbanizar la costa. Ya no hay costa virgen, pero en la Costa de la Muerte quedan lugares maravillosos que se están quemando y que luego hay que volver a construir.
FRANCISCO SINEIRO Profesor de Economía Agraria de la U. de Santiago
1. Se da una acumulación de incendios muy elevada, pero también los hubo en otras ocasiones.
2. Son estructurales: la regresión de la agricultura, falta de ordenación del territorio y anarquía de usos de la tierra. Y el que amenacen a las personas complica extraordinariamente las labores de extinción, porque éstas, en lugar de estar destinadas a la masa forestal, tienen que dejar de hacerlo para acudir a las casas. Creo que entre los incendiarios hay algún tipo de conexión porque se ve que los incendios se extienden en unas determinadas direcciones y han sido muy concentrados en el tiempo.
3. Hay un mito que dice que en los tiempos de Fraga se controlaban los incendios, y no es verdad. Dotar de mayor presupuesto a la extinción no es la solución. Habría que incidir en las causas estructurales, ordenar mejor los usos del monte y prepararlo para que se defienda mejor, tratar de revitalizar la agricultura, porque en la zona donde más agricultura hay es la que menos se ha incendiado, y dar incentivos a los propietarios de la tierra.
ANTONIO GALLARDO Profesor de Ecología de la Universidad de Vigo
1. En Galicia ocurre algo que no ocurre en toda Europa. Tiene un ecosistema templado cuyo bosque presenta unas condiciones favorables para el crecimiento rápido de la vegetación: clima suave, suelo fértil y una biomasa que se acumula. Y en verano, cuando este clima se convierte en mediterráneo y se seca, explota. Hay que sumarle el hecho de que todo está plantado de pino y eucalipto, que son un combustible muy rápido. Creo que los incendios son intencionados en un porcentaje alto y puede haber una especie de contagio.
2. El tipo de uso forestal, con una política desarrollista, herencia del franquismo de los años cuarenta y cincuenta, que no ha cambiado, con repoblaciones forestales masivas de pino y eucalipto, de crecimiento rápido.
3. Si se quiere acabar con los incendios hay que cambiar el paisaje gallego. Reducir el cultivo de forestal y transformarlo en pasto para la ganadería extensiva, que es lo que había en Galicia antes de los años 40, donde no había un solo árbol. Y si no se puede transformar, no seamos más cínicos y asumamos el coste enorme de prevención y extinción de incendios para mantener el cultivo forestal.
LUIS ORTIZ Catedrático de Ingeniería Agroforestal de la Universidad de Vigo
1. Estamos ante un terrorismo forestal. El monte gallego es un polvorín por las especies que vegetan y por la falta de cuidado de la masa forestal, que se acumula en grandes cantidades. La madera y la biomasa que se acumulan, más el clima, es sólo cuestión de tiempo que prendan. Un problema que se repetirá si no se toman soluciones drásticas. Y de los pirómanos sólo acaba en la cárcel el 5%.
2. Hay demasiados intereses en quemar el monte: inmobiliarios, especulativos, de falsos ecologistas que no quieren que haya eucalipto porque lo consideran dañino y también debe de haber algún componente político. Si no es una mafia como tal organización, sí hay una serie de personas que aprovechan estas condiciones para quemar el monte.
3. Aprovechar el monte que está en manos de propietarios que no saben ni dónde lo tienen. Tampoco se sabe el número de propietarios. La superficie media particular no pasa de dos hectáreas que ni siquiera están en el mismo sitio, y así es imposible de gestionar. Hay que procurar que genere beneficios económicos que permitan reinvertir y crear riqueza. Aprovechar la madera y los restos de la poda, que tienen alto poder energético. Y hay que ordenar el monte, ya que la orografía gallega complica mucho el acceso cuando se produce un incendio.
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