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Reportaje:

El nacimiento de un parque natural

Lo más excepcional del futuro espacio protegido, que recorrerá el bajo Turia desde Quart de Poblet hasta Pedralba, es que haya sobrevivido a apenas 12 kilómetros de la ciudad de Valencia

Ignacio Zafra

El futuro parque natural del Turia no tiene una vegetación extraordinaria. Lo verdaderamente raro, lo que hace especial al parque, con el bosque de la Vallesa, el paraje de Les Rodanes, las riberas del río y La Pea, con toda su superficie, que equivale a 4.000 campos de fútbol, es que su corazón se encuentra a 12 kilómetros de Valencia. "Lo más importante es que no hace falta irse lejos para ver un bosque y un matorral mediterráneo muy bien conservados. Orquídeas, endemismos que son nuestros y que la gente no conoce. Lo tenemos al lado de Valencia y no lo sabemos", dice Amparo Olivares, técnica de la Consejería de Territorio y Vivienda. "Y la Vallesa es un auténtico pulmón, porque alrededor son todo urbanizaciones, y parece mentira que en medio haya quedado una masa de pino carrasco tan bien conservada".

El Consell retoma una propuesta surgida de la sociedad civil tras el grave incendio de 1994
La idea es crear un corredor que enlace con el parque de Cabecera y el viejo cauce

El Consell abrió en julio la declaración del segundo parque natural del área metropolitana de Valencia después de L'Albufera. Un proceso que el Consell quiere cubrir antes del 1 de enero de 2007. El parque del Turia tendrá 4.480 hectáreas, 35 kilómetros de largo, comenzará en Quart de Poblet y remontará el río, atravesando los términos de Manises, Paterna, Riba-roja del Turia, L'Eliana, Benaguasil, Llíria y Vilamarxant hasta llegar a Pedralba. Comprenderá tres masas boscosas -la Vallesa, Les Rodanes y La Pea- y las riberas del Turia. Y se extenderá en una zona sometida a una importante presión urbanística, nada nuevo en el territorio valenciano, con los PAI aprobados (como en Benaguasil) y grandes obras públicas en proyecto (el segundo by pass y la presa de Vilamarxant, incluida en el Plan Hidrológico Nacional, el del trasvase del Ebro).

El consejero Esteban González Pons, su impulsor político, quiere enlazarlo con el parque de Cabecera, que conecta a su vez con los jardines del viejo cauce del Turia. Así que "desde el puerto de Valencia cualquier valenciano podrá ir en bicicleta o caminando hasta Pedralba" por un gran corredor verde. Una marcha conmemorará cada año la creación del parque.

El Consell ha tomado la decisión de proteger el Bajo Turia. Pero la idea surgió hace una década de la sociedad civil. De las asociaciones de vecinos, colectivos ecologistas y grupos ciudadanos, que empezaron agrupados en una coordinadora para defender el bosque de la Vallesa, tras el gran incendio del 94, y acabaron levantando la vista. "Nos dimos cuenta de que mientras defendíamos el bosque el río se estaba empezando a perder. Estaban construyendo urbanizaciones a 20 metros del cauce. Menos de lo que hay hoy en día en el antiguo cauce de Valencia", explica José Vicente Pardos, biólogo de 36 años y miembro de la coordinadora.

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El futuro parque carece de un valor ecológico excepcional. Los botánicos coinciden en que es menos especial, sin ir más lejos, que el Alto Turia. "Es cierto que hay zonas con más riqueza, pero lo importante es proteger esto también. Porque el Alto Turia ya tiene una figura de protección, que es la de Lugar de Interés Comunitario. En cambio, aquí abajo no había nada", dice Amparo Olivares.

Que no sea la zona más extraordinaria no significa que no tenga valor. Tiene "formaciones de pino carrasco, lentisco, mirto. El mirto está desapareciendo por culpa de tanta transformación". "Y hay una especie que no es un endemismo pero que es muy rara", prosigue Olivares, "que se llama Anthyllis Lagascana y se localiza en la Vallesa. Es la especie más importante del parque y la única conocida dentro de la provincia de Valencia. Cualquier urbanización la habría eliminado. Hasta ahora, lo que hacíamos era recoger semillas, cultivarlas y pasarlas al jardín botánico".

El suelo de La Vallesa y de La Pea es rico en base, calizo y blanquecino. El de Les Rodanes, en cambio, es pobre en base, está formado por rocas de sílice, y es de color rojo. "La vegetación es más parecida a las de la Sierra de Espadán y la Sierra Calderona". Los pinos, en cambio, son los mismos. "Porque todas las zonas fueron repobladas hace unos 50 años por pino carrasco, que crece en los dos suelos, aunque en Les Rodanes tenían que haber puesto pino rodeno, que es el propio, como en la Sierra de Espadán, y no fue así".

El parque marca el límite septentrional de la pebrella, conserva varias especies de orquídeas, lentisco, zarzaparrilla, espino negro, olivillo. Quedan, en los márgenes del Turia, algunos chopos, algún álamo y algún sauce. Pero la mayoría ha sucumbido al avance de la caña común. "La caña fue introducida desde muy antiguo por los árabes para entrelazar las tomateras, las judías verdes y otras trepadoras. Se utilizaba muchísimo y se extendió por las orillas desplazando a las plantas autóctonas. Y ahora lo que ves es una continuidad de cañas increíble".

La publicidad de la Generalitat afirma que la fauna del parque es más diversa que la de toda Bélgica. Lo cual, según los biólogos, tampoco es decir mucho. Hay ardillas, cernícalos, lagartos ocelados y algún jabalí. Los zorros y los erizos, en cambio, están desapareciendo. A los primeros los envenenan los cazadores y los dueños de corrales. Los segundos, que son muy lentos, suelen morir atropellados.

A pesar de estar tan cerca de Valencia, el nuevo parque sigue siendo para la mayoría un territorio por descubrir. No para Javier Pinazo, de 50 años, uno de los dirigentes de la Coordinadora Ecologista para la Defensa de los Bosques de las Riberas del Turia: "Mucha gente de la La Canyada vivimos aquí por el entorno que nos ofrece. No vinimos porque esté de moda, ni porque responda a un estatus social ni nada de eso. Vivimos porque nos ofrece un entorno natural". "Y la declaración del parque", continúa, "supone la culminación de las aspiraciones de todos los que hemos trabajado el tema. Pero con toda la cautela del mundo, porque no hay que olvidar que toda esta zona es de titularidad privada. Que la intención del Consell es recurrir a la donación de terrenos por parte de los propietarios y recurrir a las permutas. A que a través de la nueva Ley Urbanística Valenciana, los constructores que se vean beneficiados por PAI y recalificaciones compren metros de alto valor ecológico en esta y en otras zonas protegidas y luego las cedan. A partir de ahora empieza el debate sobre cómo conseguir su protección real. Hay que dotar de dinero al parque. Señalizarlo, cerrar unos caminos y abrir otros, evitar que circulen vehículos de motor, evitar los vertidos, regular la caza. En fin, queda por hacer todo el trabajo. Y ahí estamos".

Ni un cable de alta tensión

Tres líneas de alta tensión cruzan el bosque de la Vallesa, la pieza central del futuro parque natural. El miércoles pasado, la instalación de un cable de fibra óptica en una de ellas provocó un incendio que quemó una hectárea y media de pinos y matorral. El consejero de Territorio y Vivienda, Esteban González Pons, afirmó, una vez controlado el fuego, su intención de soterrar las tres. Una obra de una envergadura faraónica que los expertos consultados tomaron como un brindis al sol. González Pons, sin embargo, asegura que la idea está bien meditada

Enterrar la mayor de las líneas, de 400 kilovatios, que conduce directamente a la central de Cofrentes, exigirá abrir un camino de siete metros de largo, excavar "galerías visitables" para su mantenimiento y construir una nueva subestación eléctrica en el lugar en el que vuelva a salir al aire libre, según los técnicos. Todo eso es muy caro, admite el consejero, que indica no obstante, que también su propietaria, la eléctrica Iberdrola, obtiene grandes beneficios en suelo valenciano. "Lo estudiaremos bien y daremos un plazo de tiempo razonable, pero las líneas serán soterradas". González Pons sabe también que en la Valldigna llevan años combatiendo la instalación de una línea de alta tensión que Iberdrola levanta, a cielo abierto, entre Castelló de la Ribera y Gandia. "Pero la Valldigna", responde "no es una parque natural".

La empresa no ha dado de momento su opinión. Quien sí lo ha hecho es el alcalde de Paterna, Francisco Borruey, partidario del soterramiento. Tanto Borruey como el alcalde de L'Eliana, Josep Maria Àngel, defienden el nuevo parque, aunque advierten de que su declaración "no ha empezado con buen pie". A la primera reunión informativa sólo se convocó a los alcaldes del PP y a la oposición municipal del mismo partido en el resto de poblaciones implicadas. Unos y otros están convocados para el día 30 a una reunión unitaria que, esperan, sirva para que nadie se sienta marginado.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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