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Crónica:LO QUE HA LLOVIDO
Crónica
Texto informativo con interpretación

Los alegres chicos de Lefebvre

¿Puede un arzobispo pasar por la derecha al Vaticano? Es más, ¿puede alguien pasar por la derecha al Vaticano, especialmente en materia doctrinal? Pues sí: el arzobispo Marcel Lefebvre y sus alegres huestes de la Fraternidad de San Pío X lo hacían, y, muerto el rebelde y cismático fundador, lo siguen haciendo.

Lefebvre estaba contra el Concilio y quería restaurar los modos de la Iglesia tradicional, la misa de espaldas, los rezos en latín. Haciendo amigos. Sumando adeptos. Ya que la parroquia cada vez está menos por la labor, animándola e incorporándola a la modernidad.

Pablo VI le había suspendido a divinis. No podía decir misa ni oficiar, pero él seguía mandando a sus jóvenes mesnadas por toda Francia, curitas que decían misa en latín, cantaban gregoriano, no se apeaban de la sotana, juraban luchar contra el virus del liberalismo eclesiástico y reivindicaban el Concilio de Trento. Coincidiendo con el día de la Asunción, el cardenal Marty, arzobispo de París, les dio un toque como Dios manda y citó por primera vez la palabra cisma.

Años más tarde, Juan Pablo II excomulgaría a Lefebvre doliéndole muchísimo el corazón y llamándole "reverendísimo monseñor" en la carta apostólica, porque compartían más de una y más de dos visiones de las cosas, pero tenía que mantener la autoridad de Roma y el cismático se le había subido a la parra ordenando más y más obispos.

Tanto le quería Wojtyla y tanto le dolió expulsarle que, cuando Lefebvre se estaba muriendo en Ecône, Suiza, donde tenía el seminario, le envió varios emisarios para que se arrepintiera, por su bien. Y cuando el cismático, genio y figura, murió en sus trece, el Papa mandó al nuncio en Suiza para que desexcomulgara el cadáver. A grandes males, grandes remedios. El Vaticano tiene soluciones para todo. Lefebvre está, después de muerto, en el seno de la Iglesia romana. Y él sin enterarse.

Aquí en casa, en el terreno político contábamos este día los avatares del camino hacia un periodo constituyente y las conversaciones entre el Gobierno de Adolfo Suárez y la oposición, con la ley electoral como clave. Todavía no nos había sido presentado el señor D'Hondt, porque aún no había escaños que repartir. Luego, sería muy mencionado por las fuerzas políticas. En algún caso, él, su familia y sus parientes fallecidos.

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