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Reportaje:

A la greña en el Valencia

El enfrentamiento entre el entrenador, Quique Flores, y el director deportivo se agrava cada día

La cuerda se tensa en el Valencia. El enfrentamiento entre el entrenador, Quique Flores, y el director deportivo, Amedeo Carboni, es cada vez más abierto. El estallido de la crisis se adivina en cada esquina. Sobre todo si el martes 22, en Mestalla, el Valencia no es capaz de remontar el 1-0 de la ida ante el Salzburgo austriaco para entrar en la Liga de Campeones. De caer eliminados, "todos corremos peligro", dijo ayer Carboni a este periódico preguntado sobre si el puesto del entrenador estaba en entredicho.

Quique, por su parte, ya no disimula las desavenencias con su nuevo jefe, subordinado suyo hace apenas dos meses. Salvo en el fichaje de Morientes por cuatro millones al Liverpool, Quique y Carboni disienten en casi todo lo demás. En la contratación de Del Horno, por ejemplo, que llegó del Chelsea por 7 millones y lesionado en el tendón de Aquiles: no ha empezado ni siquiera a correr. El técnico pide a gritos un interior derecho que no llega después de fracasar la contratación del portugués Simão. Carboni trata de incorporar a Mancini, del Roma, que desagrada a Quique. Éste prefería al delantero Luis García, del Espanyol, que ayer renovó con el club catalán después de rechazar una oferta "ridícula" del Valencia. "Hemos iniciado una nueva forma de trabajar cuyos resultados se verán a largo plazo", se defiende Carboni, que trata de evitar el filtro de los representantes en las negociaciones. El lateral de Arezzo ya prescindió de la figura de los agentes en su carrera como jugador.

"Sin 'Champions', todos corremos peligro", dice Carboni sobre su cargo y el del técnico
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El director deportivo italiano cuenta con el apoyo del presidente, Juan Soler. Rufete y Aimar se han marchado de Mestalla echando pestes del trato que han recibido del Valencia en su despedida. Aimar ha sido traspasado al Zaragoza por 11 millones. ¿Un regalo? "Lo ha querido el Zaragoza. No han venido ni el Madrid ni el Barça", responde Carboni, que negocia los fichajes de Martins, del Inter, y de Tavano, del Empoli. Pero, ¿por qué no se han hecho los fichajes antes de la previa de Champions? "¿Para eliminar al Salzburgo necesitamos fichajes?", replica retóricamente el director deportivo.

Su enemistad con el entrenador arranca del curso pasado, cuando Quique apenas le dio minutos en el final de su larga trayectoria como lateral izquierdo: terminó su contrato con 41 años. Sentenciado el anterior director deportivo (Javier Subirats), Quique se reunió con Soler y le presentó un ambicioso proyecto del que no se ha desarrollado prácticamente nada. También le pidió que el nuevo director deportivo no fuera en ningún caso Carboni. Caso omiso. Soler le dio a Carboni la responsabilidad del área deportiva pocos días después. Fue una bomba en el vestuario, que vio cómo uno de sus integrantes pasaba a ser su jefe de repente, justo antes de medirse al Mallorca en una derrota que privaría al Valencia de la segunda plaza en favor del Madrid. Semanas después, Carboni le amplió el contrato al técnico a la baja. Quique quedó en posición de debilidad. Y de descontento. Si aceptó seguir en estas condiciones fue porque su currículo es corto; el Valencia es el club en el que siempre quiso estar; y porque su familia y sus amigos viven en esta ciudad.

En medio de la gresca, la hinchada divide sus apoyos. Carboni es muy popular entre el socio, donde cala su discurso de que quiere a jugadores que sientan la camiseta y no la "chequera", en alusión al conflicto con Ayala. Mientras, el aficionado de a pie ve a Quique demasiado distante. Le molesta su verbo florido. Carboni no es tan popular en el vestuario. El día de su despedida como futbolista, ante el Atlético en Mestalla, apenas contó con el calor de sus compañeros. Entró en el vestuario y dirigió unas palabras sin eco a sus colegas, que se ataron las botas haciéndose los distraídos, según fuentes del cuerpo técnico. "Me da igual lo que digan, al final tiraremos una suma y veremos lo que ha hecho cada uno", concluye Carboni.

Amadeo Carboni estrecha la mano de Juan Bautista Soler, presidente del Valencia, en su presentación.
Amadeo Carboni estrecha la mano de Juan Bautista Soler, presidente del Valencia, en su presentación.TANIA CASTRO

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