Perdona, ¿eres Favio Pontecorvo?
Viernes 9 de julio de 2004. Por fin es viernes y estoy en Los Ángeles. Desde hace semanas tengo una entrevista concertada con el actor Bruce Willis para EL PAÍS. Nuestra cita es en el exclusivo restaurante Ago, tal día como hoy a las 12:15. Estoy tan emocionado que he llegado con más de media hora de adelanto. Sentado en una mesa para dos no quito ojo a la puerta del local.
13:45. Una voz en mi interior me dice:
-Muchacho apuesto a que Bruce te dejo colgado, no va aparecer.
14:30. No se si Bruce Willis ha intentando batir el récord del mundo de mosquearme, pero en dos horas y cuarto han pasado al restaurante: 45 personas adultas, 3 niños y 5 perros y ninguno de ellos era el protagonista de La Jungla de Cristal. Es el momento de pedir la cuenta.
Acabo de hacer cata-crock. ¿Adivinad cuanto me han cobrado por una botella de Perrier y una tortilla de clara de huevo no fecundado, salteada con rúcula y raíces? ¡240 dólares!, repito, ¡240 dólares! Jodido restaurante, jodido Bruce Willis. Me guardo el tique.
15:15. Estoy en una ciudad cuya extensión es de 60 millas, sin ningún plan. De repente alguien me toca en la espalda y dice:
-Perdona ¿eres Favio Pontecorvo de la revista People?
-Sí por supuesto -contesto-.
-Encantado soy Lorenzo Lamas. ¿Dónde quieres que hagamos la entrevista? He pensado que estaría bien hacerla en mi mansión.
-Me parece una idea estupenda.
16:35. Un Maserati de color calabaza avanza por la autopista interestatal número 10 de Los Ángeles. Al volante Lorenzo Lamas, en el asiento del copiloto alguien que se hace pasar por Favio Pontecorvo, sobre nosotros un inmenso cielo azul, ¡La vida es maravillosa!
-¿Qué es lo más importante para ti Favio? -No sé, supongo que ser feliz.
-¿Sabes? Me apunto a eso -Lorenzo pisa el acelerador-.
18:15. Nos disponemos a empezar la entrevista en el enorme salón de la mansión de Lorenzo Lamas, de la que sólo os diré que tiene una piscina con forma de bota de cowboy. Lorenzo se repantiga en un sofá forrado con piel de leopardo.
-Mi vida es la interpretación, es lo único que se hacer realmente bien. Por eso he hecho papeles tan dispares. Todos tienen algo de mí, pero todos son diferentes. Cada personaje es un reto. ¿Sabes lo que te digo?
-Sí, creo que sí.
-Mírame a los ojos, ¿crees que soy un buen actor?
Empiezo a sudar.
-Eres un magnífico actor Lorenzo Lamas.
-Se nota que eres un tío sincero, pero decir la verdad lo puede hacer cualquier idiota. Para mentir hace falta imaginación.
-Pondré eso en mi entrevista.
-Pon también que piensas que soy un magnífico actor -Lorenzo se levanta- Espera, quiero enseñarte algo.
Lo que quería enseñarme era las últimas fotos de su mujer Sauna Sand para la revista Playboy.
En una foto está vestida de enfermera pero sólo de cintura para arriba. En otra parece estar buscando una lentilla en la alfombra del dormitorio ataviada con un salto de cama. En otra está saliendo de la piscina pero sin bañador etcétera, etcétera, etcétera.
-Estas fotos son fantásticas, es hora de marcharme
-Te llevo al hotel.
Lorenzo y yo vamos hacia el Maserati.
-Espero que escribas una buena entrevista.
-No lo dudes.
-¿Sabes? "Lorenzo Lamas el rey de las camas" me lo inventé yo.
-Eres un genio Lorenzo Lamas.
20:15. Al llegar al hotel tengo un mensaje de EL PAÍS, por lo visto Bruce Willis me ha estado esperando en el restaurante Spago cerca de hora y media.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.