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Reportaje:

Las exitosas multinacionales del sur

Impulsados por un vertiginoso crecimiento doméstico, grupos de China, India o Rusia desembarcan en Europa y EE UU

Hace tan sólo unos años, las noticias de fusiones, adquisiciones y expansión internacional las monopolizaban las grandes empresas de Europa, Estados Unidos y Japón. Pero ya no. Decenas de pequeños gigantes originarios de países como China, India, Rusia o México, están aterrizando en masa sobre el norte industrializado del mundo. Fortalecidas por sus inmensos mercados internos, estos grupos llegan decididos a hacerse con las primeras posiciones en sectores como la electrónica, las telecomunicaciones, el automóvil o los bienes de consumo. La mayoría son aún desconocidos para el gran público, que empieza sólo a acostumbrarse a nombres como Lenovo, Tata o Haier.

Algunas firmas indias empiezan a invertir el proceso: ante la falta de ingenieros se han ido a buscarlos a universidades de EE UU
La china Haier es líder mundial en la fabricación de frigoríficos. Las informáticas indias, como Wipro e Infosys, copan el 70% del mercado

La primera señal clara llegó a finales del año 2004, cuando la china Lenovo, fundada en 1984 y prácticamente desconocida en los mercados occidentales, compró la división de ordenadores de IBM. A esta operación la seguirían la venta de P&O, una vieja gloria británica, a Dubai Ports, la cesión de los negocios de televisores y monitores de Philips y Alcatel a dos empresas chinas, de la británica MG a Nanjing Motor y, más recientemente, los intentos del gigante ruso del gas Gazprom de hacerse con Centrica, la antigua British Gas. Además del triunfo de Mittal Steel, una empresa holandesa originaria de India, sobre Arcelor.

El fenómeno está adquiriendo tales proporciones que ha merecido un reciente estudio de Boston Consulting Group (BCG). Según la consultora, estas empresas llegadas del sur, de países lejanos al desarrollo occidental, crecen como la espuma, invierten un mayor porcentaje de sus ventas en I+D que sus competidores occidentales y se adaptan mejor a los entornos difíciles. Enfrentadas a unos mercados domésticos cada vez más abiertos a la competencia externa, no tienen más remedio que salir a conquistar el mundo.

¿Lo conseguirán? Juan Carlos Martínez Lázaro, del Instituto de Empresa, opina que sí: "Aún les falta generar una percepción de calidad, pero acabarán siguiendo la estela de las empresas japonesas, en los años sesenta, y las coreanas, en los ochenta". Igual piensan los analistas de la banca de inversión y los gestores de fondos, eufóricos con algunas de estas compañías (el año pasado las bolsas de Bombay, México y São Paulo subieron un 42,3%, un 37,8% y un 27,7%).

Otros expertos, sin embargo, creen que lo tendrán más difícil, pues tendrán que competir con rivales occidentales con marcas más poderosas y redes de distribución y posventa más sofisticadas, y que producen a sus mismos costes, en China, Vietnam o Tailandia.

De momento, estas multinacionales emergentes han logrado posiciones interesantes. El estudio de BCG explica que se están creando auténticos clusters -concentraciones empresariales- en Asia y América, producto de la deslocalización industrial. Es el caso del automóvil, la electrónica, los electrodomésticos, equipos informáticos y telecomunicaciones en China, de las industrias farmacéutica, del automóvil y del outsourcing (subcontratación) de servicios informáticos en India, o de la industria de bienes de consumo en México.

La china Haier es ya líder mundial en fabricación de frigoríficos y cuarta en línea blanca en general. Del mismo país es Huawei, que produce equipos para banda ancha, incluso más sofisticados que los de algunos de sus rivales europeos y estadounidenses. La brasileña Embraer (aviones regionales y de ejecutivos) le está ganado la batalla a Bombardier. Y las empresas de programas informáticos de Bangalore (India), como Infosys o Wipro, se han hecho imbatibles en muchos segmentos de un mercado que India copa al 70%.

Baterías y pianos

Y si estas empresas compiten en sectores amplios, otras se han hecho con posiciones decisivas en nichos muy específicos. Es el caso de tres empresas chinas: BYD, el mayor fabricante mundial de baterías de níquel-cadmio; Pearl River, el mayor productor de pianos, y China International Containers, que mueve el 50% de los contenedores.

Algunas de estas multinacionales tienen ya historias brillantes. Huawei, desconocida hace tres años, empezó a exportar a principios de la década, empujada por un parón de las inversiones en China. Inició su internacionalización en los mercados en vías de desarrollo, como África, y en poco tiempo empezó a ganar contratos en Estados Unidos (donde ganó un pedido a Cisco) y Europa. "Acabamos de firmar un contrato de suministro con Vodafone para 21 países del continente", indica José Luis Paredes, director de marketing de la filial española.

Huawei tiene centros de desarrollo en Europa y Estados Unidos. También Haier, que en 1981 hacía frigoríficos de baja calidad (su fundador, Zhang Ruimin, mandó destruir 100 neveras defectuosas delante de los obreros para concienciarlos sobre la calidad), tiene ahora casi 7.000 certificados de patentes. La empresa está en 12 de cada 15 cadenas de Europa, y ha multiplicado sus ventas por 15 en los últimos tres años, en el segmento medio-alto del mercado. En Estados Unidos, donde copa el 30% de las ventas de neveras de menos de 180 litros, provocó asombro al invertir el proceso de deslocalización y abrir una planta de frigoríficos para obviar los costes de transportes.

Entre las nuevas multinacionales despuntan las tecnológicas de Bangalore: un puñado de empresas que facturan por encima de los 1.000 millones de dólares crecen a tasas superiores al 30% anual y exportan el 98% de su producción. Y crean empleo a una tasa del 23% más al año. Las siete primeras de la clasificación india empleaban a 195.000 trabajadores, de los que el 33% tiene un diploma superior y el 13%, el equivalente a un Master en Dirección de Empresas (MBA).

Tata Consultancy trabaja actualmente en Europa para empresas como KLM, Ericsson, Volvo, Nokia, Airbus, Deutsche Bank o Credit Suisse. Infosys se ha llevado en los últimos meses decenas de contratos con la banca europea para instalar su plataforma Finacle. Wipro, con 54 centros de desarrollo en el mundo -5 en EE UU y 6 en Europa- y que trabaja para decenas de empresas de la lista de las 500 de la revista Fortune, ha invertido también el proceso habitual. Debido a la creciente falta de informáticos en la India, ha empezado a contratar ingenieros en universidades de Estados Unidos. Hace poco, llegaron a su nuevo centro de Mysore (al sur de India) unos 125 licenciados procedentes de instituciones como Harvard.

Ventas disparadas

Si las tecnológicas indias trabajan para el exterior, otras multinacionales han utilizado sus mercados domésticos como palanca para crecer. El gigantismo y dinamismo de esos mercados dispara las ventas de estas empresas hasta límites desconocidos en Europa o Estados Unidos.

China Mobile acaba de desplazar a Vodafone como la operadora más valiosa del mundo en Bolsa: 98.000 millones de euros. ¿La causa? Un mercado nacional que va por los 426 millones de móviles y un afán exportador que genera crecimientos exponenciales. Huawei ha multiplicado su cifra de negocios casi por tres hasta los 8.200 millones de dólares (6.423,1 millones de euros) en sólo cuatro años; Tata Motors la ha multiplicado también por tres hasta los 5.436 millones (4.258 millones), y Shanghai Automotive por dos, hasta 14.365 millones (11.252 millones).

Aun así, se advierten diferencias en su nivel de internacionalización. La farmacéutica Ranbaxy vende el 76% fuera de India, y la informática Infosys, el 98%. También Haier o Huawei (con fábricas y centros en todo el mundo) facturan más de la mitad de su cifra de negocios fuera de China.

Otras han tenido más dificultades. Lenovo, que hasta 2004 vendía casi toda su producción de ordenadores en China y empezó a verse presionada por la creciente presencia de marcas occidentales produciendo in situ, optó por una adquisición para salir al exterior: la división de ordenadores de IBM. De un plumazo multiplicó sus ventas por seis (de 2.500 a 13.500 millones de dólares), convirtiéndose en el tercer fabricante mundial.

No ha sido el único caso de compras en el exterior. Fueron muy comentadas la de la división de terminales móviles de Alcatel por la china TCL en 2004, que adquiriría también meses más tarde la división de televisión y vídeo de Thomson. Ese mismo año, Philips vendía su filial de televisores a la china TPV.

La internacionalización está en mantillas en el automóvil. Fabricantes chinos e indios (ligados a firmas occidentales mediante joint ventures o acuerdos de producción) han estado demasiado ocupados en suministrar coches a sus propios mercados, que crecían a tasas de dos dígitos (20% anual en India) para ocuparse en serio del exterior. Cierta ralentización del crecimiento de esas ventas en los últimos tiempos les han empujado también a salir afuera.

Coches con poco éxito

Tata Motors (India), integrada en el famoso conglomerado fundado en el siglo XIX, es posiblemente la que lleva más tiempo vendiendo coches en el exterior. Pero sin excesivo éxito, lo que explica que recientemente haya decidido dar un golpe de timón a su estrategia internacional. Tata, que es también el sexto fabricante de camiones del mundo (empezó con Daimler-Benz), cotiza en la Bolsa de Nueva York y tiene 1.400 ingenieros en sus centros de diseño, se ha buscado nuevos aliados. En 2004 compró la división de camiones de Daewoo, acaba de firmar un acuerdo con Fiat para fabricar en India y Argentina y quiere lanzar al mercado nuevos productos, así como cambiar su filosofía de ventas y marketing.

Algo similar ocurre en China. Shanghai Automotive Corporation (SAIC), un grupo con 40 plantas de producción que estuvo a punto de comprar Rover y adquirió parte de la coreana Sangyong, sigue obteniendo buena parte de su cifra de negocio de las joint ventures con marcas occidentales. Pero SAIC, que ha ido lanzando sus propias marcas, empieza ahora a desplegarse en otros países. Lo necesita para mantener su crecimiento.

Las economías más desarrolladas de Latinoamérica también han visto nacer gigantes empresariales como la brasileña Petrobrás o la mexicana América Móvil. Esta última ha conseguido batir a Telefónica como líder de la telefonía celular en Latinoamérica. Sumada a Telmex, controlada también por Carlos Slim, supera al grupo español por valor en Bolsa.

Todo indica que al margen de las dificultades coyunturales, estas nuevas multinacionales han venido para quedarse. Algunas de ellas han accedido ya a las listas que reúnen a las empresas más fuertes, como las de las revistas Fortune y Forbes. En la de esta última hay 28 multinacionales chinas, 33 indias y 17 mexicanas.

Y esto es sólo el principio. Con crecimientos de dos dígitos en sus países de origen, hay centenares de nuevas empresas en la pista de despegue, preparadas para volar a velocidad supersónica hacia las primeras posiciones de las clasificaciones mundiales.

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