"El episcopado es más inteligente que Cañizares y no se pronunció sobre la unidad de España"
El biólogo Jordi López Camps ocupa, desde mayo, la Dirección de Asuntos Religiosos de la Generalitat. Hasta entonces, este militante del PSC dirigía el servicio de formación local de la Diputación de Barcelona y durante los ochenta presidió Cristianos por el Socialismo.
Pregunta. Usted ocupará el cargo pocos meses, hasta la formación de un nuevo Gobierno tras las elecciones. ¿Qué objetivos se ha propuesto?
Respuesta. Quiero aportar proximidad y conocer de primera mano las necesidades de todas las confesiones para cumplir el precepto constitucional de respeto al pluralismo religioso.
P. Entre sus primeras actuaciones sobresalió su viaje a la Santa Sede. ¿Cómo son las relaciones entre la Generalitat y el Vaticano?
"Las relaciones entre la Generalitat y el Vaticano son buenas y fluidas"
R. Después de la aprobación del Estatuto hay una relación fluida y buena, gracias a la tarea efectuada por los obispos catalanes. Estas relaciones se han concretado en el encuentro que mantuvieron el nuncio y el presidente de la Generalitat, y en el convenio que financiará la conservación del patrimonio eclesiástico.
P. Los obispos catalanes criticaron la redacción del título primero del Estatuto.
R. Dijeron que no se encontraban cómodos con determinados aspectos de este título, aunque dieron libertad de voto a los católicos. En su desarrollo legislativo habrá diálogo y participación de los obispos en los ámbitos que afecten a la Iglesia católica.
P. ¿Hay sintonía entre la Generalitat y la Conferencia Episcopal?
R. Cuando me reuní con su presidente, Ricardo Blázquez, encontré buena acogida y simpatía.
P. El Estatuto ha despertado reacciones airadas entre algunos obispos, como el cardenal de Toledo, Antonio Cañizares.
R. Cañizares no representa a todos los obispos. Cañizares, el cardenal Antonio María Rouco Varela y el obispo Juan Antonio Martínez Camino propusieron que la Conferencia Episcopal emitiera un documento sobre la unidad de España. El conjunto de los obispos es más inteligente y prudente, y la propuesta se descartó.
P. ¿Tendrían que revisarse los acuerdos entre el Estado y la Santa Sede de 1979?
R. Soy partidario de revisarlos si hace falta. La sociedad española ha cambiado mucho desde que se firmaron los acuerdos.
P. Estos acuerdos obligan a las escuelas públicas a ofertar una asignatura de religión católica confesional. El Pacto del Tinell reclamaba que se sustituyera por otra de cultura religiosa no confesional. ¿Cómo ha quedado ese compromiso?
R. Hay experiencias interesantes de cultura religiosa en centros católicos: Escuelas Pías y Vedrunas. Pero la Generalitat tiene que cumplir la legislación, condicionada por los acuerdos Iglesia-Estado. Sería positivo que los alumnos tuvieran una formación religiosa plural.
P. Uno de los proyectos de su predecesora, Montserrat Coll, era una ley que regulase los lugares de culto. Tras su relevo, ¿cuál es la situación del proyecto?
R. Está parado. Regular los lugares de culto es competencia municipal, que los ayuntamientos tienen que resolver en los planes urbanísticos. Si se reserva espacio para zonas verdes o equipamientos, también tiene que haber sitio para lugares de culto. Si alrededor de las parroquias católicas hay Cáritas, esplais o centros culturales, lo mismo ocurre con las demás tradiciones. Los lugares de culto son un elemento de integración social.
P. En algunos municipios la ubicación de lugares de culto no católicos va acompañada de quejas vecinales. En Badalona, los musulmanes rezan todos los viernes en un polideportivo distinto porque ningún barrio quiere acoger su oratorio.
R. Respecto a narcosalas, vertederos y oratorios ocurre aquella frase de "sí, pero en mi patio no". La Generalitat y el Estado tienen que ayudar a que la sociedad comprenda que la expresión pública de la fe y la dignidad de los espacios de culto son derechos constitucionales.
P. ¿Y qué puede hacer la Generalitat para lograr que todos los espacios de culto reúnan unas mínimas condiciones?
R. Hay que dialogar con todos y mediar si hay conflictos. Tratar a las otras religiones con indignidad es una bomba de relojería ya que los fieles sentirán que no se respetan sus derechos.
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