Una chilena en el espacio
El astronauta Thomas Reiter hace una tijera durante una charla con Frank Rijkaard, en comunicación desde Houston.
1 5.06 horas (21.06, hora española) del pasado martes en Houston (Estados Unidos). La estación espacial Flight-13 sobrevuela en ese momento La Patagonia. Inmediatamente, se dirige hacia la costa occidental de África y, a las 15.07, desaparece de la gran pantalla el mapamundi y aparecen sonrientes tres astronautas, un americano, Jeff Williams; un alemán, Thomas Reiter, y uno ruso, Pavel Vinogradov. Entonces, el técnico del Barça, Frank Rijkaard, acompañado por Xavi, Puyol y Ronaldinho, entra en la Mission control, algo así como el corazón de la NASA, para conversar 10 minutos con los cosmonautas. Un privilegio reservado a presidentes -como, en su día, José María Aznar- y reyes.
Rijkaard, que habla cinco idiomas y que se mueve como pez en el agua tanto en una cena de gala con una empresa cementera en México como en un acto en Hollywod con Kobe Bryant, toma decidido el micrófono. Los tres capitanes no dicen ni pío. Y los astronautas tampoco les preguntan nada. Primer chasco. Según la versión oficial, estaba pactado que sólo tomara la palabra el holandés. Pero lo cierto es que los jugadores no dominan el inglés. Así que es Rijkaard quien lleva la voz cantante. Y así se desarrolla la charla con los astronautas, que salieron de Kazajistán y llevan seis meses en el espacio analizando la reacción de medicamentos a la gravedad cero:
Rijkaard. Hola.
Williams. Interpreto que es usted el entrenador del Barcelona, Frank Rijkaard.
Rijkaard. Primero, es un gran honor hablar con vosotros. Hay también aquí tres jugadores. Estáis haciendo un gran trabajo.
Williams. Es un placer pero veo ahí a Marcus (C. Pontes, el primer astronauta brasileño que estuvo unos meses en la estación y fue sustituido por Reiter), al que no vemos desde hace semanas.
Reiter. Sí, se fue para ver la Copa del Mundo.
Rijkaard. Marcus, quieren hablar contigo. (Él cruza unas palabras con sus compañeros).
Rijkaard. Nosotros tenemos jugadores muy hábiles en la Tierra con el balón en los pies, pero vosotros podéis hacer muchas cosas en el espacio. ¿Por qué no nos hacéis una demostración?
Reiter. Esto es un poco peligroso (riéndose), porque me puedo golpear. Iré lentamente.
Y Reiter, que llevaba una semana entrenando, levanta las piernas haciendo la tijera, y desaparece hasta volver a ponerse en pie. Se escuchan aplausos.
Williams. Entiendo que estáis haciendo una visita por la NASA ¿Habéis disfrutado?
Rijkaard. Acabamos de empezar. Es emocionante hablar con vosotros. Queremos daros algo que os hemos traído. Son tres uniformes del Barça con vuestros nombres. Es un placer ofrecéroslos. Unos tipos maravillosos, que hacéis un gran trabajo.
Williams. Gracias, también tenemos algo para vosotros: una foto que tomó la expedición número 9, donde se ve Barcelona.
Rijkaard. Gracias, es algo muy especial y nos gustaría invitaros para que conozcáis la ciudad y el club si regresáis sanos y salvos (con ironía).
Williams. Gracias. Lo consultaremos con nuestra agenda.
Y la ventana se cierra.
Rijkaard y los tres jugadores se incorporan al resto de la expedición del Barça. El regalo pasa de mano en mano. Es un marco con la foto de Barcelona, un pedazo de bandera española y una dedicatoria firmada por Michael L. Coats, director de la NASA. La visita acaba, una hora y media después, en una nave llena de gigantes transbordadores donde los astronautas se ejercitan. Puyol, Edmilson y Sylvinho parecen los más interesados, y Márquez toma fotografías.Mientras, la Flight-13 sigue su aventura.
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