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Reportaje:

Noches de cubismo ilustrado

El Prado acerca gratis a Picasso a menores de 25 años de la mano de 14 guías recién licenciados en Historia del Arte

Picasso. Tradición y Vanguardia; Picasso, juventud apasionada. Al menos durante cinco noches. El martes 8 de agosto, el Museo del Prado abrió, por quinta noche, sus puertas de forma gratuita a 350 jóvenes de entre 15 y 25 años que se adentraron en el mundo pictórico de Picasso de la mano de 14 guías recién licenciados en Historia del Arte.

Eran las 20.30, y en la puerta de Goya del Museo del Prado, decenas de jóvenes hacían cola, no sin muestras de impaciencia, para beber las palabras de los jóvenes eruditos que les esperaban en el interior de la pinacoteca al pie de las obras. Por las salas de la exposición con la que el museo celebra, junto al Centro de Arte Reina Sofía, el 25 aniversario de la llegada del Guernica a España, y los 125 años del nacimiento del pintor, desfilaron 350 jóvenes ávidos de descubrir los secretos de la técnica picassiana, los detalles sobre los amores del maestro, y la simbología de sus lienzos. Los jóvenes guías, seguros y entusiasmados, se diferenciaban de los visitantes por sus camisetas color naranja con el nombre de Picasso grabado en ellas.

Unas 350 personas visitaron en la noche del martes la exposición del artista

"A la quinta va la vencida: es la quinta vez que explico este lienzo, y estoy seguro de que se trata de un camarero sentado con un paño blanco sobre sus rodillas", sentencia Cipriano García, un licenciado en Historia del Arte de 30 años, que traduce en palabras las maravillas plásticas de Hombre sentado con vaso, de 1914. Cristina, estudiante de psicología y de 21 años, susurra al oído de su compañera Rocío "pues para mí que es el cliente". Y tal vez lo sea. Como bien expuso Cipriano, los críticos difieren sobre la naturaleza del personaje central del cuadro. "O sea que no se ponen de acuerdo ni con Picasso", puntualizó Eva, otra de las asistentes. Eva, Cristina y Rocío fueron algunos de los asistentes que dieron vida una noche más a los lienzos que cuelgan de las paredes de la muestra. "Las obras vibran más bajo la mirada de los jóvenes; pues éstos las actualizan y recuperan", opinó una auxiliar de vigilancia del museo. Y aunque los lienzos no tengan oídos, seguro que el martes, más de una obra de Picasso, Poussin o Goya -artistas representados en la exposición- escuchó las voces emocionadas e ilustradas de los 14 guías y sus acompañantes. Las voces revoloteaban por la pinacoteca.

La exposición enfrenta casi 100 obras de Picasso con los lienzos de los maestros que él admiraba. "Os tengo que convencer de que estos dos bodegones son importantes", afirmó Fernando Franco frente a un cuadro de Zurbarán y otro de Picasso, "y ya veréis si lo haré". Tras explicar la relación existente entre el bodegón de Zurbarán y Garrafita y tres tazones de Picasso, el grupo de 20 personas que escuchaba, con los ojos imantados en el guía, se marchó satisfecho a proseguir el recorrido picassiano. Fernando les había pintado en gestos que el cubismo responde al deseo de "representar la realidad en movimiento añadiéndole el tiempo". No sin grandes aspavientos, Fernando les señaló uno de los tazones del lienzo del genio malagueño, mientras explicaba "en el lienzo se ve el recipiente desde fuera, desde dentro y desde los costados: eso es el cubismo", concluyó Fernando.

"Capacidad de síntesis, ilusión, motivación". Así definieron Irene, de 22 años, y Marta y Nieves, ambas de 23, el trabajo de los 14 guías. Los visitantes se inclinaron en la noche de martes sobre los lienzos, mientras escuchaban a los licenciados, para poder ya no sólo ver los lienzos, sino también oler, saborear y oír las obras del genio malagueño. Los ojos de los 350 visitantes viajaban imantados de la boca de los guías a los lienzos de Picasso.

"Nacho se explica tan bien, que a veces se me olvida incluso mirar los lienzos", reconoció Mi lena, una peruana de 23 años que había escuchado absorta ante Panes y frutero con frutas encima de una mesa, que la figura humana que Picasso tenía en mente se había transformado en las barras de pan y en el frutero que ocupaban el lienzo. Ignacio Martín, de 23 años, terminó la carrera el año pasado: "Sueño con ser guía, como casi todos mis compañeros, pero pocos lo conseguiremos: somos muchos para pocas plazas", explicó a este periódico Ignacio. Este guía superó, como sus otros 13 compañeros, la entrevista en el Museo del Prado. "Trabajar en esta pinacoteca es toda una oportunidad", dijo la veterana Laura Fernández con experiencia en galerías y museos como el Arqueológico.

Embebidos en el relato de los devaneos del pintor con Olga Kokhlova, una bailarina de los Ballets Rusos que Picasso conoció en 1917 cuando trabajaba en los decorados en un teatro italiano. Patricia y David miran embobados Paulo vestido de Arlequín (1924), el retrato del hijo de Olga y Picasso. "Para que nos vamos a engañar: lo que más divierte a los asistentes son las historias amorosas del pintor", confiesa Elena Paulina, de 22 años y guía de la muestra. "Si languidecen, basta hablar a los asistentes de Marie-Thérèse Walter", explica Enrique González de 24 años, después de comentar el lienzo Mujer sentada en un sillón rojo (1932). Marie-Thérèse Walter, de 17 años, tuvo un romance con el artista cuando éste contaba 45 años.

Los responsables de los dos museos han calculado que desde que arrancó la muestra el 6 de junio, la han visitado más de 449.000 personas. De ahí que el Prado haya decidido prorrogarla una semana más, hasta el 10 de septiembre, y el Reina Sofía hasta el 25 de septiembre. Los martes 22 y 29 de agosto, de 20.30 a 22.30, el Prado volverá a acoger esta actividad gratuita para menores de 25 años.

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