"A day in the life' revolucionó por completo la música"

Juan Fernando López Aguilar, ministro de Justicia, nació en una isla, la de Gran Canaria, en 1961. Doctor en Derecho, licenciado en Ciencias Políticas y Sociales y catedrático de Derecho Constitucional. A los 22 años se afilió al PSOE y desde entonces los temas de justicia han sido su fuerte. También es dibujante -sobre todo de caricaturas- y músico -la guitarra es una de sus más queridas aficiones-.

Historia y ficción de la mano

El ministro sabe de literatura, ha publicado nueve libros sobre Derecho Constitucional. "En literatura, amo la combinación entre la ficción pura y la referencia histórica. El libro que me llevaría a una isla es El siglo de las luces, de Alejo Carpentier, un libro que me dejó huella. Es deslumbrante, tanto desde el punto de vista de los recursos del estilo y el barroquismo del lenguaje como desde el original episodio histórico que trata. Me interesó muchísimo esa traslación del espíritu de la Revolución Francesa y el pensamiento ilustrado al mundo de las Antillas, en el Caribe, en su tiempo real, a finales del siglo XVIII. Se narra la lucha por la libertad y la emancipación frente a la esclavitud en esas islas antillanas francesas y holandesas". No sólo Carpentier acompañaría al ministro a una isla. "El Conde de Montecristo o Los tres mosqueteros, ambos de Alejandro Dumas y grandes clásicos de la literatura histórica europea del siglo XIX, serían buenos compañeros de viaje. Lo mismo que otro gran monumento histórico-literario: Los episodios nacionales, de Galdós, que, creo, ha sido quien mejor comprendió la historia de España del siglo XIX. A Galdós comencé a leerlo desde muy joven porque sus libros ocupaban un lugar preferente en la biblioteca de mi padre. Si tuviera tiempo, lo volvería a leer ahora".

La impostura de un cómico

Woody Allen es el elegido para acompañar al ministro a una isla. "Me atrapa Woody Allen por su portentosa capacidad para la construcción de situaciones a través del diálogo y para trasladar a la pantalla conflictos interpersonales propios del teatro. En él se mezclan el cineasta y el mejor dramaturgo del siglo XX, tiene una capacidad para condensar la condición humana a través de diálogos lúcidos y vertiginosos. Hollywood ending (2002) es una película brillantísima que nos habla del problema de la identidad y el sometimiento de la personalidad al personaje que se encarna. Es fascinante la mordacidad con que trata cuestiones como la impostura; la capacidad de mantener una mentira frente a todos los demás, sin que ninguno, participando del engaño, pueda o quiera darse cuenta".

Emoción por los años sesenta

Elegir un CD pone en apuros al ministro. Su origen canario le ha permitido conocer las más variadas influencias musicales. "En relación con la música soy incapaz de hacer una síntesis porque me gustan los estilos más diversos. Una de mis principales aficiones, y diría que incluso mi mejor terapia, es cantar y tocar la guitarra, en las tendencias más diversas, desde el rock hasta el bolero. Me apasionan de modo natural los músicos y temas que me acompañaron mientras fui dejando atrás la niñez. Acaso, porque fue lo que primero me impactó, me emociona siempre escuchar la música de los años sesenta y, en particular, cualquier tema de los Beatles. Siento una predilección casi incondicional por una canción como A day in the life, que es la que cierra de un modo inesperado el disco cumbre de aquella década, Sgts. Pepper's, del año 67. Se trata de una obra maestra; es el tema con el que finaliza el disco, y cuando ya todo parece concluido, completamente precintado, irrumpe John Lennon en escena con una guitarra acústica y se funde entero con la canción, en un desarrollo imprevisible, que revoluciona por completo la música de aquella maravillosa década". No puede dejar pasar la ocasión de mencionar a un músico fundamental en su vida: "Otra figura legendaria de aquellos años a la que admiro es Bob Dylan. Tuve el gusto de escucharle en directo recientemente en Madrid".