Del rublo al euro

Ocho países del este y centro de Europa firmaron, el 16 de abril de 2003, el Tratado de Adhesión a la Unión Europea en Atenas. Como resultado, Estonia, Letonia, Lituania, Hungría, Polonia, Eslovenia, Eslovaquia y República Checa son miembros de la UE desde el 1 de mayo de 2004. Bulgaria y Rumania firmaron el Tratado de Adhesión en abril de 2005, y se espera que se conviertan en miembros de la UE en enero del próximo año.

Este libro, que fue inicialmente una tesis doctoral premiada por el organismo que ahora edita el trabajo, recoge la gran transformación de las economías del este y centro de Europa desde un régimen de planificación centralizada hacia su funcionamiento como economías de mercado y su inclusión en la Unión Europea, tras cumplir los criterios de Copenhague o criterios de adhesión.

La pertenencia a la UE de esos países lleva consigo un proceso de integración monetaria que culminará con su incorporación a la Unión Económica y Monetaria (UEM), actualmente formada por 12 países, y con lo adopción del euro. Como consecuencia, los nuevos Estados miembros de la UE deben adoptar el acervo comunitario de la UEM que, entre otros, supone el cumplimiento de los criterios de convergencia nominal, también conocidos como criterios de Maastricht.

El análisis de las dificultades, posibilidades y oportunidades de este proceso de integración monetaria es el objetivo fundamental de este trabajo.

La autora, que es profesora de Economía Aplicada e Historia Económica de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UNED y está especializada en Organización Económica Internacional y Organización de la Unión Europea, parte en su trabajo del análisis del punto de partida de todo este proceso: el Consejo de Asistencia Económica Mutua (CAEM o Comecon). Aborda sus orígenes y funcionamiento, la experiencia monetaria en los países de esa área comercial (el rublo transferible y sus problemas de convertibilidad), sus relaciones de bloque con la Comunidad Europea, y finalmente la desintegración del Comecon y sus efectos sobre los países que lo integraban.

La evolución de estos países hacia la democracia y hacia la economía de mercado y su paulatino acercamiento hacia la Unión Europea, como modelo y destino elegido, ocupan un amplio segundo capítulo en el análisis de la profesora Rodríguez Santos. Pone especial cuidado en describir la caída del producto interior bruto y su recuperación en estos países, y el papel que han desempeñado y siguen desempeñando las instituciones financieras internacionales (Banco Europeo de Inversiones, Fondo Monetario Internacional, Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo) en la transformación de sus economías.

Aborda en este apartado la transición monetaria en estos países y de forma separada esa misma transición en las tres repúblicas bálticas (Estonia, Letonia y Lituania), que en su día fueron parte integrante de la antigua URSS.

A continuación, el estudio aborda con amplitud el proceso de integración de esos países en la UE y el acervo comunitario de la UEM en los países del este y centro de Europa.

La autora concluye su estudio con un listado de conclusiones en las que afirma, en su punto octavo, "que la ampliación de la UE y de la UEM no debería impactar de forma sustancial sobre el tipo de cambio de la moneda única. De ello no debería desprenderse que los asuntos relacionados con la ampliación no hayan contribuido a la debilidad del euro en un pasado, pero los agentes del mercado procuran minimizar las repercusiones negativas de los riesgos percibidos subjetivamente. Lo que se sabe en la actualidad es que esos temores son infundados y no deberían ser un elemento central de la estrategia basada en la inversión y en el tipo de cambio".