El joven emprendedor electrónico
Abrió la primera tienda española en la Red
La cara más conocida del éxito en Internet en España no quiere hablar de Internet. A Carlos Barrabés le entusiasma charlar sobre tecnología, sobre el oficio de crear empresas o sobre cómo una pequeña pyme (pequeñas y mediana empresa) puede sobrevivir en un mundo globalizado. Pero Internet es sólo una minúscula parte de las cosas que le interesan a este emprendedor oscense de 36 años que, en tan sólo diez, se ha convertido en la gran referencia del comercio electrónico español, y su tienda, Barrabes.com, en el portal más visitado de la alta montaña. Su popularidad en el mundillo empresarial es tal que ha actuado ante empresarios, ejecutivos y senadores, y ha compartido escenario con Ana Patricia Botín, presidenta de Banesto, y hasta con Bill Gates, el fundador de Microsoft.
Si alguna vez me fuera mal todo, abriría un bar. No me interesa ser el tío más rico del mundo
Contra la globalización debe existir la parte contraria, que es la 'pyme', que da estabilidad a las familias y a los países
Nació en 1970 en Benasque, un pueblo de unos mil habitantes en Huesca. Estudió Turismo, pero ni siquiera sabe si lo acabó. "Nunca fui a buscar las notas. Pero doy por hecho que no; ya estaba montando la tienda", explica. No era su primer trabajo. A los 18 años recorrió Europa con un amigo para vender botas de trekking. Pero el proyecto de su vida fue www.barrabes.com, que echó a andar cuando apenas ningún español había oído hablar de Internet. La historia de la pequeña tienda de material de montaña surgida en un pueblo del Pirineo aragonés corrió como la pólvora. "No es que entrara mucha gente; entraban cuatro gatos", recuerda. "Pero todo el mundo (que estaba en Internet) entraba. Fue un impulso tremendo". Barrabés se convirtió en referencia mundial en alta montaña, y empezó a vender sus productos en 40 países. "Lo que hizo Internet", recuerda ahora, "fue abrirnos la mente".
Pero la clave no es la Red, insiste. "Siempre me han llamado para dar charlas de Internet, pero nunca las he dado", explica, riendo, este hombre de risa fácil. "Son charlas de tecnología. Nunca he explicado el caso Barrabés, porque lo que me parece relevante de verdad no es cómo vendimos por Internet, sino cómo utilizamos la tecnología para fidelizar a nuestros clientes, para la logística, para la gestión interna y la externa...". Él lo llama la salud digital. "Alguien que no sea tecnológicamente saludable es que, simplemente, no tiene sitio".
Barrabés ha dado cientos de charlas por toda España, lo que le ha ganado fama de evangelizador de las nuevas tecnologías. "Las pymes tienen ganas de saber, y yo necesidad de contar, porque creo que sé cosas que son muy útiles. Las pymes me interesan muchísimo", reflexiona, "porque creo que contra la globalización debe existir la parte contraria: la pyme, que da estabilidad a las familias y a los países. Para que la sociedad sea justa, y no nos midamos exclusivamente por el éxito y el fracaso, es necesario que exista la pyme. Y para que exista", continúa rotundo, "tiene que entender que la tecnología es un sine qua non. No hay futuro para las empresas sin tecnología. No van a poder competir". Barrabés es consciente del esfuerzo que requiere esta tarea "de predicador", pero añade que las pymes no tienen donde aprender. "Ningún empresario está libre de un proceso de formación continua. Les da igual tener una carrera o tres, lo que les preocupa es ser capaces de aprender algo todos los días. Y ahí, hay una gran crítica a la universidad española, que no es capaz de ofrecernos un sitio a los empresarios, ni para transmitir nuestro conocimiento ni, desde luego, para transferírlo". Barrabés se queja de que la universidad "no puede ser un lugar donde todos los españoles pongamos dinero para que las multinacionales sean mejores. La materia gris española está trabajando en empresas extranjeras: estamos formando a los directivos de las multinacionales".
Este amante de la pyme ha tenido muchas oportunidades de vender su compañía a grandes empresas del sector, y trabajar para ellas. "Es imposible", reflexiona. "No está dentro de mi mentalidad tener jefe. Para mí es muy importante dirigir mi vida y, además, trabajar para alguien me parecería desaprovechar mi capacidad. Y creo profundamente que mucha gente desaprovecha su capacidad". Barrabés critica el "miedo atávico" de los españoles a montar compañías, aunque reconoce que la vida de un creador de empresas, como la de cualquier otro, es complicada de soportar. "¿Si he puesto mi vida en un segundo lugar? Muchas veces. La mayoría. Un emprendedor tiene altibajos", explica. Sin embargo, cree que se trata de algo inseparable de la creación. "Alguien que no tiene altibajos difícilmente puede ser muy creativo". Y al hablar de su propia vida, reconoce: "A mí me gusta replantearme todo cíclicamente, y cuando digo todo es todo, y una persona así es un peñazo". Barrabés no pierde el tiempo ni cuando pierde el tiempo. Le gusta el teatro y el cine de grandes epopeyas, pero confiesa: "Difícilmente voy a ver algo si no creo que me va a apasionar". No comparte esa forma de pasar el tiempo que muchos españoles estarán practicando ahora mismo, que es tirarse en una playa y no pensar. "Me entusiasma ver cosas nuevas, aprender de otros, crecer como persona. Me gusta darle vueltas al coco; es mi manera de vivir", resume.
Barrabés ha convertido esas "vueltas al coco" en un negocio con su consultora. "Es mi manera de formarme. Si se acaba la formación, es que se me ha acabado la pasión. Y si se me ha acabado la pasión, posiblemente sí me vea en la playa...", ríe. ¿Miedos? "No tengo ninguno", asegura. "No tengo miedos especiales porque me siento capaz, no para montar la mayor empresa del mundo, pero sí para vivir. Si alguna vez me fuera mal todo, abriría un bar. No me interesa ser el tío más rico del mundo", explica, "pero sí hacer las cosas más interesantes del mundo". Por eso, no sabe qué estará haciendo en 10 años, salvo que estará "en lo que en ese momento sea interesante".
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