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Reportaje:

El largo adiós de Julio Bocca

El bailarín argentino se despide de Barcelona con cinco funciones en el Teatro del Liceo de un programa muy variado

Transmite dicha Julio Bocca. La felicidad y satisfacción que da el haber tomado una decisión correcta y a la vez liberadora: colgar las zapatillas de baile. A sus 39 años, al bailarín argentino aún le sobran fuerzas para dar sus espectaculares saltos sobre el escenario, pero le cuesta, desde hace unos años, y mucho, enfrentarse diariamente a la barra de baile y a los ejercicios que le permiten mantenerse en forma. "Si sólo tuviera que subirme al escenario bailaría algunos años más, pero eso no es posible, así que es mejor que me vaya y lo haga ahora que todavía puedo bailar dando saltos, como a mí me gusta", afirma. Así pues, Julio Bocca se retira, y lo hace con una prolongada gira que empezó el pasado 22 de junio en el Metropolitan Opera House de Nueva York y que culminará el 21 de diciembre de 2007 con una actuación gratuita al aire libre en un parque de Buenos Aires. En este largo adiós, y hasta esa fecha, el bailarín se despide, una a una, de las ciudades de Europa y América donde ha actuado en sus 26 años de carrera profesional. Y a partir de esta noche le toca a Barcelona.

El Teatro del Liceo ha sido el marco elegido por Bocca para despedirse de la capital catalana con su compañía, el Ballet Argentino. Allí, y hasta el domingo, en cinco únicas funciones, el bailarín se presenta con un variado programa que incluye el gran paso a dos de Don Quijote; el paso a dos Adagietto, con música de Mahler; El lago encantado, una coreografía cómica con música y texto de Les Luthiers; y El hombre de la corbata roja, una pieza de Ana María Stekelman que recrea un cuento de Natalia Kohen sobre una mujer obsesionada por un cuadro cuya imagen, el hombre de la corbata roja, cobra vida para seducirla y empujarla al mundo de las pesadillas. Los aficionados catalanes tendrán una segunda oportunidad de ver al bailarín este mismo mes, el próximo 26 de agosto en Cambrils, donde actuará en el festival de la población del Baix Camp.

"Me siento satifescho y contento de haber tomado esta decisión y disfruto, minuto a minuto y en cada uno de los teatros en los que bailo, de esta despedida y del cariño del público. Es cierto que a veces siento una rara sensación porque sé que no volveré a pisar de nuevo ese escenario. Pero me siento muy bien, sigo en forma, disfrutando de la danza y me voy cuando todavía estoy arriba, porque yo quiero", asegura Bocca, quien no duda en afirmar que no hay en el mundo de la danza nada que le haya quedado pendiente por hacer. "He cumplido todos mis sueños y me siento orgulloso de la carrera que he hecho, porque la he hecho a mi manera", señala.

Hasta el definitivo adiós -en la página web de Bocca un contador señala los días que le quedan para colgar las zapatillas, 507 a día de hoy-, afrontará a finales de septiembre su último gran reto: el estreno en la ciudad argentina de Córdoba de su postrer ballet, Adiós, hermano cruel, un drama de hermanos incestuosos basado un obra del dramaturgo isabelino John Fort (1586-1640), que presentará el próximo febrero en el Teatro Albéniz de Madrid, en la que será su despedida de la capital española, y que negocia bailar también en verano de 2007 en el Festival de Peralada.

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