Duelo político en África
Dos aspirantes radicalmente distintos, Kabila y Bemba, se disputan la presidencia de la República Democrática de Congo
Dos leyendas del boxeo, Muhammad Alí y George Foreman, se enfrentaron en Kinshasa, en 1974. El mundo entero tenía los ojos puestos en lo que ahora es el estadio Tata Raphael de la capital de la República Democrática de Congo. El acontecimiento contó con mucha más audiencia que las elecciones presidenciales, que se celebraron ayer en el país, las primeras en más de 46 años.
Dos de los 33 candidatos que se presentaron parecen destinados a enfrentarse en una segunda vuelta en octubre. Para gran parte del mundo son dos desconocidos. Y, sin embargo, hay mucho dinero y muchas vidas en juego en un país en el que el 80% de las violaciones de derechos humanos las perpetran los soldados o los policías, un país de 60 millones de personas, tan grande como media Europa, con una reserva biológica y mineral imponente.
Bemba goza de mucha popularidad entre los 11 millones de habitantes de la capital
Además, el choque entre los dos políticos parece subyugante. A un lado, con 35 años, el presidente del país desde 2001, hijo del antiguo presidente Laurent Kabila, ojo derecho de la comunidad internacional... Joseph Kabila. En el otro, con 44 años, varios canales de televisión y muchos millones de dólares heredados de su padre, el ex jefe guerrillero y vicepresidente del país, Jean-Pierre Bemba.
Hasta dentro de unas tres semanas no se sabrá quién de los 33 candidatos ha conseguido más votos. Las papeletas electorales distribuidas en unos 50.000 colegios han de atravesar muchos ríos, selvas y montañas hasta llegar a Kinshasa. Pero de momento, los dos contendientes de quien más se oye hablar son Bemba y Kabila.
Bemba goza de mucha popularidad en Kinshasa, ciudad de entre 8 y 11 millones de habitantes. Pero en otras partes del país se acusa a sus hombres de haber matado y comido a niños y la Corte Penal Internacional tiene causas pendientes contra él. "Durante la campaña electoral Bemba fue a Katanga, la zona que más apoya a Kabila", relata un cooperante español, "Bemba preguntó en un mitin a los asistentes: '¿Qué puedo hacer por vosotros?'. Y muchos contestaron: '¡Comernos!".
"La historia del canibalismo es cierta", comenta un funcionario del departamento de información de la ONU en Kinshasa. "Yo mismo la investigué. Fue en 2003. Yo me encontraba en una parte al sur del país que se llama Mukaba. Y mi gente me trajo a un pigmeo que contaba cómo se habían comido a su familia los soldados de Bemba. Ocurrió en un pueblo de 30.000 habitantes que se llama Mambasa. El pobre hombre me dijo: 'Los soldados de Bemba me llevaron preso a mi propia casa para que vieran cómo violaban a mi mujer. Y mientras la violaban, mataron a mis hijos, les cortaron en filetes, les cocinaron una o dos horas y hacían bromas mientras se los comían".
"Aquello parecía de película. Pero fuimos al pueblo, hayamos los restos y vimos que era verdad. Bemba pagó después a tres pigmeos, los trajo al Grand Hotel de Kinshasa para que dieran una conferencia ante la prensa y desmintieran todo. Sin embargo, la historia era cierta, aunque también es verdad que Bemba no se comió a nadie, que fueron sus soldados".
Kabila, a los ojos de muchos occidentales, es quien ha traído la paz al país después de ocho años de guerra. Pero para muchos congoleños es un extranjero que está vendiendo el país a las multinacionales. Kabila se crió en Tanzania, habla inglés y suajili, lengua que se habla también en la frontera este de la República Popular del Congo. Pero no habla ningala, lengua muy común en grandes zonas del país, y su francés tiene un fuerte acento extranjero. "La ley electoral obliga a que si ningún candidato consigue más de la mitad de los votos, se enfrentarán en una segunda vuelta los dos que más respaldo consigan", señala una fuente de la ONU que prefiere mantenerse en el anonimato. "La ley obliga también a que se enfrenten en un debate los dos candidatos. Y hay quien asegura que Kabila lleva todas las de perder, porque su dominio del francés no es bueno".
Sin embargo, un miembro del Gabinete de Kabila lo califica de superdotado. "A los 29 años era jefe del Estado Mayor del Ejército, a las órdenes de su padre. Y, de sopetón, lo aterrizan en el asiento presidencial con una tragedia, la tragedia de su propio padre, el padre genéticamente procreador, que resulta asesinado. Y le dicen: 'Siéntate ahí y dirige este país". Dieciséis días después presta juramento con poco conocimiento del Congo porque él nació en Tanzania.
¿Pero qué importa dónde haya nacido uno? Nadie elige su familia ni el lugar de nacimiento. Aunque hubiese nacido en Congo, a los 29 años una persona no tiene dominio suficiente para conocer un país tan complejo como éste. Sin embargo, él lo dirigió durante dos años sin ningún problema. Al tercer año reunificó el país, lo pacificó. Incorporó a todos los elementos de la oposición política en el Gobierno. Soportó las humillaciones de todo tipo. Esta solución que encontró de uno más cuatro (un presidente y cuatro vicepresidentes) es única en la historia. Y más que todo eso es un hombre de palabra. Ha llevado al Congo a las elecciones después de haberlo prometido.
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