Una batalla psicológica
Los aspectos mecánicos dejan ya paso a cuestiones mentales en el duelo entre Alonso y Schumacher por el título mundial de F-1
A falta de siete carreras para la conclusión del Mundial de F-1, la batalla que mantienen Fernando Alonso y Michael Schumacher por la consecución del título está dejando un poco de lado los aspectos mecánicos para convertirse en una guerra psicológica. Uno y otro hablan cada día de su duelo en los términos más dolorosos para su rival y poniendo énfasis en los aspectos que más nervioso le puedan poner. "Estoy tranquilo y optimista", asegura Alonso. "Al fin y al cabo llevo 17 puntos de ventaja, los mismos que tenía hace siete carreras". Y Schumacher contraataca: "Vamos a teñir el Mundial de rojo. Nuestro espíritu competitivo se ha potenciado en las últimas carreras y queremos el título". Los dos quieren mostrarse los más fuertes mentalmente.
Las 11 primeras carreras pusieron al descubierto que sólo dos escuderías tenían armas para luchar por el título: Renault y Ferrari. Disipadas todas las dudas, Alonso sabe que su único rival es Michael Schumacher. Ellos dos son los únicos que han ganado carreras -a excepción de la victoria de Fisichella en Malaisia- y quienes lideran la clasificación: Alonso tiene 96 puntos y Schumacher 79. Y a estas alturas, ambos saben que sólo un error o un fallo mecánico del español podría elevar las opciones del alemán. Sin embargo, las dos victorias consecutivas de Schumacher en Estados Unidos -donde Ferrari hizo el doblete- y en Francia han rebajado a sólo 17 puntos la diferencia de 25 que Alonso alcanzó tras sus cuatro victorias consecutivas en España, Montecarlo, Gran Bretaña y Canadá. Y eso ha creado cierta tensión en Renault.
"¿Nervios?, no", responde Alonso al hablar de la situación actual; "pero sabemos que vienen tres grandes premios que serán decisivos: Alemania, Hungría y Turquía. Las condiciones serán de mucho calor, los Ferrari funcionarán bien y no podemos cometer ningún error. Lo que me preocupa no es que haya bajado la diferencia, porque veo el campeoanto de una forma más global, sino que no podamos ganarles". Aunque Schumacher ganara todas las carreras que quedan, no sería campeón del mundo si Alonso acabara segundo. Las opciones de título del alemán cuadrarían si su compañero, Felipe Massa, se interpusiera entre él y el español al menos dos veces.
A nivel mecánico, Ferrari ha encontrado en la inestimable colaboración de Bridgestone el resorte que necesitaba para poder mostrar todo el potencial de su máquina. Parece claro que en condiciones de calor extremo -como se espera en las próximas carreras- los neumáticos japoneses ofrecen un mejor rendimiento que los Michelin, que equipan a Renault. Aunque esta teoría se rompió en Canadá, donde, con un calor insoportable, Alonso se impuso a Schumacher. En Hockenheim, Renault estrena la mayor evolución aerodinamica del año, que debe reportarles entre 1,5 y 2 décimas por vuelta.
Sin embargo, el Mundial ha adquirido ya otra dimensión. Ferrari vuelve a ganar y es un rival más peligroso que McLaren el año pasado porque no se rompe. La cuestión ahora es quien sabrá controlar mejor la situación y la tensión, Alonso, Schumacher, Renault o Ferrari. Hasta ahora, el alemán ha cometido dos errores de bulto: el primero en Australia, cuando intentando poner él lo que el coche y los neumáticos no le concedían intentó un adelantamiento imposible y se estrelló; el segundo, en Montecarlo, cuando aparcó su coche en una curva en la cronometrada y fue sancionado con salir el último en la parrilla. Además, en Malaisia cambió motor y salió 14º. A no ser por todo eso, ahora el campeonato estaría completamente abierto. Y Alonso es el primero en saber que con otra victoria de Schumacher la tensión podría llevarle a cometer algún error.
En los entrenamientos libres de ayer los tiempos del alemán fueron muy superiores a los de Alonso, al que casi aventajó en dos segundos.
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