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Reportaje:

Una fusión de nunca acabar

Las cajas sevillanas siguen con sus planes de integración pese al relevo en El Monte

Conocida, esperada y madura, pero hasta ahora imposible. La unión de las dos cajas sevillanas, El Monte y Caja San Fernando, es un proyecto que acumula ya años de retraso, con cuatro protocolos de fusión presentados en las tres últimas décadas. Ambas cajas sostienen que están en el intento definitivo, que cristalizará en fechas próximas a las elecciones municipales de mayo de 2007.

La unión de San Fernando y El Monte llevaría a las dos cajas de ahorro sevillanas a colocarse entre las 10 primeras entidades españolas
Bueno Lidón dimitió el 30 de junio como presidente de El Monte tras perder la confianza de los consejeros del PSOE y de Comisiones Obreras

El nuevo proyecto tiene esta vez el apoyo unánime de partidos y sindicatos, pero fiel a la historia convulsa de esta fusión también ha afrontado contratiempos. El más reciente y sonado de todos, la dimisión, el 30 de junio, de José María Bueno Lidón como presidente de El Monte tras sufrir la pérdida de confianza de los dos grupos más determinantes en el consejo de administración de la entidad, el PSOE y CC OO.

El relevo en la presidencia se ha realizado con gran celeridad y sin traumas internos, ya que nadie ha puesto objeciones a su caída, ni siquiera el PP, un partido que en los últimos años ha estado en la trinchera de El Monte. Bueno Lidón, ingeniero industrial y ex alto cargo de la Junta de Andalucía, llegó en diciembre de 2001 a la presidencia de la entidad como consecuencia del pacto entre el PSOE y Comisiones Obreras para desbancar al anterior presidente, el ex socialista Isidoro Beneroso. No era el candidato preferido de los socialistas, pero aceptaron su designación con tal de dar carpetazo a la etapa de Beneroso. La salida de Bueno Lidón se ha precipitado por la retirada del apoyo de Comisiones Obreras, principal sostén del ya ex presidente.

Semanas antes de la dimisión de Bueno Lidón se produjeron en la caja dos acontecimientos entrelazados que anticipaban la crisis. El Banco de España comunicó a la comisión ejecutiva de El Monte un informe preliminar de su inspección en el que alertaba del riesgo de varias "operaciones singulares" en el sector inmobiliario que nadie ha aclarado, y advertía de que la desinversión en suelo y ladrillo, una exigencia recurrente del organismo supervisor a El Monte desde la presidencia de Beneroso, no iba al ritmo necesario. El aviso fue utilizado por los grupos mayoritarios en la caja para forzar la destitución de dos altos ejecutivos de la entidad que eran de la confianza de Bueno Lidón, entre ellos, el máximo responsable de las empresas participadas.

El grupo empresarial

Tras las destituciones, el grupo empresarial, que hasta entonces dependía directamente de Bueno Lidón, pasó a manos de la directora general, María Luisa Lombardero, cuyos resultados en el área comercial de la entidad le habían hecho ganarse el respaldo de los consejeros, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla. Pese a los anuncios públicos de respaldo al presidente, la precariedad de su posición y la presión de los grupos mayoritarios llevó a Bueno Lidón a dimitir. En un comunicado adujo "razones personales" y "cansancio", sin querer hacer más comentarios desde entonces.

"Comisiones ha defendido siempre en El Monte que se evite la concentración de inversiones en el sector inmobiliario", dice Javier Rosaleny, secretario regional de servicios financieros en el sindicato. Rosaleny niega que CC OO haya perdido poder tras el relevo, habida cuenta de que el nuevo presidente, Antonio Pulido, un economista que ya era consejero de El Monte, es militante socialista, como también lo es Antonio Martínez Flores, que ha cubierto la baja en el consejo de Bueno Lidón.

En episodios anteriores (el relevo de Beneroso y Juan Manuel López Benjumea de la presidencia de las cajas en 2001, las elecciones obligadas por la Ley Financiera en 2003 o el fallecimiento de Alfredo Pérez Cano cuando era presidente de Caja San Fernando en 2005), el resultado fue siempre el mismo: frenazo a la fusión. Esta vez, el consejero andaluz de Economía, José Antonio Griñán, se apresuró a citar al nuevo presidente de El Monte y al máximo responsable de San Fernando, Luis Navarrete, para reafirmar la voluntad de cumplir el calendario previsto.

Griñán se comprometió incluso a rebajar el plazo que tiene la Junta para analizar la operación de cuatro meses a unas pocas semanas y garantizar así que el proyecto tendrá todas las bendiciones en primavera de 2007. Y para demostrar que esta vez van en serio, las cajas presentaron ya esta semana algunos de los documentos que integrarán el proyecto de fusión, que quieren someter al parecer de sus consejos de administración a finales de septiembre.

Todos los partidos políticos incluyen la unión de las cajas en sus programas y cualquier nuevo retraso tendría un indudable impacto en la campaña de las elecciones municipales en Sevilla. El consejero de Economía, además, reiteró hace pocos días que la fusión de las dos cajas sevillanas es un paso más hacia el objetivo de la Junta de lograr que Andalucía "tenga entidades financieras potentes que miren sobre todo a Andalucía".

La unión de San Fernando y El Monte, que suman más de 800 oficinas y 4.000 empleados, llevaría a las cajas a colocarse entre las 10 primeras entidades españolas, a un nivel semejante al de Unicaja. La suma de balances ya supera el de la caja malagueña (39.000 millones en 2005), aunque los beneficios conjuntos aún están lejos de los que logró la entidad que preside Braulio Medel (251 millones).

Mimbres pendientes

Los siguientes pasos para una "gran caja andaluza", la idea lanzada por el presidente andaluz, Manuel Chaves, hace ya siete años, se antojan complicados. Caja de Jaén, la más pequeña, ha rechazado los acercamientos de Unicaja y Caja Granada. Y los poderes locales granadinos no quieren ni oír hablar de una fusión con la caja malagueña, cuyo tamaño duplica a Caja Granada. Por último, la composición especial de Cajasur (la Junta ha aceptado que la Iglesia mantenga su poder en la entidad cordobesa) dificulta aún más la integración de las cajas andaluzas.

Sólo el proyecto de las seis entidades de crear un banco para desarrollar actuaciones conjuntas apunta en esa dirección, pero las negociaciones con el Banco de España para su autorización, ahora paradas por el cambio en la cúpula del organismo supervisor, se están alargando más de lo previsto.

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