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ECONOMÍA
Columna
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Anatomía de la inmigración en España

El número de inmigrantes en España ronda el 9% de la población total, lo que ha convertido nuestro país, durante el último lustro, en una de las grandes zonas de inmigración y de instalación de la OCDE

Joaquín Estefanía

EN EL MONUMENTAL LIBRO De la España que emigra a la España que acoge (Fundación Largo Caballero y Caja Duero), los profesores Antonio Izquierdo y Belén Fernández, de la Universidad de A Coruña, hacen una prescripción de la inmigración en nuestro país: el 1 de enero de 2005 se hallaban empadronados 3,7 millones de extranjeros (el 8,4% de la población total), se contaban dos millones de autorizaciones de residencia en vigor y había 1,1 millones de trabajadores afiliados a la Seguridad Social que no eran de nacionalidad española. El nivel de los flujos de entrada durante los últimos cinco años adquiere una gran intensidad, rondando el medio millón anual; en concreto, durante 2004, alrededor de 650.000 extranjeros se dieron de alta en los municipios españoles.

Ningún dato es desconocido. Lo que los hace atractivos desde el punto de vista sociológico es el conjunto. No reviste una envergadura menor el ritmo de instalación duradera de la población extranjera: más de 457.000 menores extranjeros estaban escolarizados a finales de 2004, y durante el mismo año se alumbraron 62.000 hijos de madre extranjera, que suponen el 14% del total de nacidos. Aún supondrían un 2% más si considerásemos los nacidos de padre extranjero. Además, el peso de los matrimonios en los que uno de los cónyuges no es español es similar al porcentaje citado de los nacimientos, esto es, suman 14 de cada 100 nupcias. En fin, la población extranjera ha sido la causante del 80% del crecimiento total de la población en España durante el periodo 2000-2004. Los autores apuntan a una conclusión: España se ha convertido en uno de los grandes países de inmigración y de instalación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

¿Qué ha pasado en 2005, el año de la regularización de centenares de miles de inmigrantes? Está a punto de conocerse el avance del padrón continuo, correspondiente a enero de 2006, cuya gestión corresponde al Instituto Nacional de Estadística (INE). Ese avance dará aproximadamente la existencia de 44,4 millones de habitantes en España (300.000 más que un año antes) y 3,9 millones de extranjeros (cerca del 9%, y 170.000 más que en enero de 2005). Ello no significa que se haya hecho más lento el flujo de 600.000 o 650.000 nuevas entradas al año, sino que por motivos estadísticos se ha depurado el padrón y se ha descontado a los que se han ido o no lo han renovado. Hay que recordar que en España, por el mero hecho de estar empadronados, los ciudadanos -sean españoles de origen o no- tienen derecho a la cartilla sanitaria y a la educación obligatoria.

La verdad estadística y la verdad oficial a veces no coinciden, por ser heterogéneas. Según las cifras proporcionadas por Consuelo Rumí, secretaria de Estado de Migraciones, en el seminario organizado por los Colegios Notariales y la Escuela de Periodismo UAM/EL PAÍS, el número de extranjeros que disponen de tarjeta de residencia y/o de trabajo asciende a 2,8 millones, que están en situación de regularidad. La secretaria de Estado insistió en la economía sumergida como verdadero efecto llamada: "Sin legalidad no es posible la integración; la inmigración clandestina evita la integración".

En el mismo seminario, Carmen Alcaide, presidenta del INE, desagregó los datos de la inmigración por nacionalidades y zonas en las que se instalan: marroquíes (13,7% del total), ecuatorianos (13,3%), rumanos (8,5%) y colombianos (7,3%) se asientan preferentemente en Cataluña (21,4%), Madrid (20,9%), Comunidad Valenciana (15,6%), Andalucía (11,3%) o Canarias (6%). Aumenta el número de inmigrantes que comienzan a trabajar en actividades y servicios no tradicionales como la informática; hay más hombres que mujeres, excepto en el caso de los inmigrantes latinoamericanos, en los que la tendencia da la vuelta. Y mejora, en general, su nivel de formación.

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